Tipos de estrés y cómo pueden afectar a su peso

Cuando piensas en el estrés, lo primero que piensas es en la presión mental de tener que lidiar con los problemas que te molestan. El estrés afecta a tu cuerpo y a tu mente y, en consecuencia, a tu vida laboral y de otro tipo. Para empeorar las cosas, ¡el estrés afecta en gran medida a tu peso!

Factores estresantes como la falta de sueño, los alimentos ricos en calorías, la contaminación y las situaciones negativas pueden afectar al mecanismo de quema de grasas de tu cuerpo y provocar un aumento de peso, independientemente de cuánto ejercicio o dieta hagas. Para mantener el estrés a raya y estar en forma y sano, conoce estos 6 tipos de estrés y cómo tratarlos.

Estrés psicológico

Ciertas situaciones provocan una tensión mental que puede evocar emociones como la frustración, la ansiedad, la ira o la tristeza. Estas reacciones aparecen cuando sientes que eres incapaz de manejar una situación, como la muerte de un ser querido o una crisis financiera.

Las emociones negativas pueden arrastrarte y reducir tus niveles de energía. Para ayudarte a lidiar con la situación estresante, tu cuerpo libera cortisol, la hormona del estrés. Con el aumento de los niveles de cortisol, aumenta tu apetito, se reduce la capacidad de tu cuerpo para quemar grasa y se almacena más grasa en el cuerpo. Todos estos factores contribuyen al aumento de peso y al incremento de la grasa abdominal.

Para reducir el estrés psicológico, medita para ganar control sobre tu mente y tu cuerpo. Esto reduce el estrés, lo que disminuye los niveles de cortisol, que a su vez tiene un efecto positivo en el peso corporal.

Estrés por falta de sueño

El sueño es esencial para su salud y bienestar. ¿Has notado alguna vez lo malhumorado e irritable que puedes ponerte cuando no has dormido lo suficiente? Estos cambios de humor afectan a la forma de afrontar los retos del día a día. Imagínese un mal humor unido a una situación difícil. Puede ser una de las cosas más estresantes.

Dormir menos hace que tengas hambre incluso cuando tu cuerpo no necesita comida. La falta de sueño altera los niveles de grelina y leptina, dos hormonas responsables de controlar el apetito y la saciedad. Por ello, a última hora de la noche te encontrarás con un atracón de comida rica en calorías. Para empeorar las cosas, tiendes a depender de las bebidas con alto contenido de azúcar o cafeína para ayudarte a pasar el día. Así que métete en la cama temprano y mantén el teléfono alejado para dormir al menos 8 horas.

Estrés químico

A diario, tu cuerpo está expuesto a una amplia gama de sustancias químicas a través de la contaminación, los metales pesados y los alimentos llenos de aditivos y conservantes. El consumo, la inhalación o la absorción de estas sustancias químicas pueden provocar estrés en tu cuerpo.

Los estudios sugieren que estas toxinas pueden provocar un aumento de peso al alterar el apetito, afectar al metabolismo de la glucosa e inducir la inflamación. Para evitar el estrés químico, sigue una dieta saludable con alimentos orgánicos, crudos e integrales y protege tu piel de los contaminantes y aerosoles dañinos.

Estrés dietético

Pasar hambre, reducir la ingesta de carbohidratos, hacer sólo 3 comidas al día o comer sólo un tipo de alimento concreto puede suponer un estrés para tu cuerpo. Puedes pensar que una dieta estricta te ayudará a perder peso y a estar sano, pero puede afectar negativamente no sólo a tu cuerpo sino también a tu mente. Sentirse irritado al tener que evitar ese antojo de un solo trozo de pastel es sólo el principio de una serie de cambios de humor.

Hacer este tipo de cambios en la dieta también afecta a tu metabolismo. Los estudios demuestran que las dietas bajas en calorías pueden provocar un aumento del cortisol, lo que se traduce en un aumento de peso. Un tipo de dieta no puede adaptarse a todo el mundo. En su lugar, coma de acuerdo con las necesidades de su cuerpo y su metabolismo para perder peso, regular su estado de ánimo y prevenir el estrés.

Estrés físico

El ejercicio y cualquier tipo de actividad física te hacen sentir mejor debido a la liberación de endorfinas, las hormonas del «bienestar». Sin embargo, hacer demasiado ejercicio o realizar una actividad física más allá de la capacidad de tu cuerpo para soportarla puede provocar estrés.

Al igual que ocurre con el estrés psicológico, el cuerpo ayuda a afrontar el estrés físico aumentando la producción de cortisol, lo que puede provocar un aumento de peso. Así que, tanto si te gusta hacer ejercicio como si tu trabajo requiere mucha actividad física, asegúrate de dar a tu cuerpo el descanso que necesita y permitirle recuperarse del estrés.

Estrés inducido por la inflamación

La inflamación se produce cuando tu cuerpo percibe una sustancia extraña y trabaja para protegerte de ella. Desgraciadamente, los alimentos que comes juegan un papel importante en el desencadenamiento de la inflamación. La carne procesada, los carbohidratos refinados como el pan blanco, las bebidas azucaradas y la carne roja provocan estrés oxidativo e inflamación. El estrés oxidativo conduce a la resistencia a la insulina, que reduce la capacidad del cuerpo para quemar grasa, lo que afecta a su peso. Y en el estado de estrés oxidativo, su cuerpo es incapaz de contrarrestar el daño causado por los radicales libres.

Coma más frutas y verduras para reducir el estrés oxidativo y la inflamación, gracias a sus propiedades antioxidantes. Además, elige los cereales integrales en lugar de los procesados, ya que el proceso de refinado les quita los nutrientes esenciales. Además, los azúcares y los almidones refinados pueden alterar los niveles de azúcar e insulina en sangre y favorecer la producción de radicales libres.

El estrés puede ser de diferentes tipos y deberse a diversos factores. Sin embargo, un factor común a todos estos tipos es la ingesta de alimentos. Independientemente del nivel de estrés, come bien y de forma saludable y comprueba la diferencia que supone para tu peso y tu salud.