Síntomas de apendicitis en las mujeres: Qué hay que tener en cuenta
Hay órganos en nuestro cuerpo en los que no pensamos mucho hasta que se anuncian con dolor. El apéndice es uno de esos pequeños apéndices unidos al colon (intestino grueso). El espacio dentro del apéndice, llamado lumen, es bastante pequeño y a veces puede quedar obstruido por heces endurecidas, bacterias, virus, parásitos o cuerpos extraños como semillas de verduras o frutas. El lumen se dilata con el tiempo y afecta al flujo sanguíneo hacia y desde el apéndice. Si la obstrucción provoca una inflamación junto con una infección bacteriana, se padece apendicitis. Si no se trata, la presión ejercida por la inflamación puede hacer que el apéndice se rompa.
La apendicitis puede afectar a cualquiera, pero se da con más frecuencia en personas de entre 10 y 30 años. La apendicitis es menos frecuente en lactantes y adultos mayores, aunque no es algo inaudito. Pero la apendicitis en estos dos grupos de edad suele conllevar un periodo más largo de enfermedad debido al retraso en el tratamiento, que de nuevo se debe a que los síntomas no se comunican correctamente o a tiempo. Por lo demás, la gastroenteritis y los trastornos ginecológicos suelen ser los principales motivos por los que se diagnostica erróneamente la apendicitis en todas las edades.
La necesidad de un diagnóstico precoz
Aunque la apendicitis es una afección bastante frecuente, es importante detectar los síntomas a tiempo y reducir las posibilidades de ruptura. En la mayoría de los casos, la causa principal de la rotura es el retraso en la búsqueda de atención médica una vez que comienza el dolor.
Los estudios demuestran que después de las primeras 36 horas de dolor, el riesgo de rotura aumenta un 5% cada 12 horas. Si la intervención quirúrgica se retrasa más de 36 horas desde el inicio de los síntomas, si la fiebre es superior a 39 grados centígrados y si la frecuencia cardiaca es superior a 100 latidos por minuto, las probabilidades de rotura aumentan progresivamente.
Cuando el apéndice se rompe, puede provocar una afección potencialmente peligrosa llamada peritonitis, en la que se infecta el revestimiento de la cavidad abdominal. Esta afección puede provocar sepsis o una infección grave del torrente sanguíneo. Al principio, la rotura del apéndice puede provocar menos dolor, pero éste no tarda en agravarse. En la mayoría de los casos de peritonitis, el apéndice se extirpa inmediatamente mediante una laparotomía (una única incisión). Cuando la infección y la inflamación están bajo control -normalmente al cabo de unas seis u ocho semanas-, los cirujanos extirpan lo que queda del apéndice reventado.
Apendicitis en mujeres: Por qué es difícil de diagnosticar
La apendicitis en las mujeres puede ser muy confusa y motivo de mucha más preocupación. A pesar de la vía dolorosa distinta que suele asociarse a la apendicitis, un estudio que comprende casos anteriores descubrió que, en las mujeres, el dolor de apendicitis suele confundirse con dolores ginecológicos y cólicos menstruales. Por otra parte, las enfermedades ginecológicas también pueden hacerse pasar fácilmente por apendicitis debido a la proximidad del ovario derecho, la trompa de Falopio y el útero al apéndice.
Diagnóstico erróneo en las mujeres
La apendicitis puede llegar a ser potencialmente peligrosa para las mujeres si no se diagnostica a tiempo. De hecho, la apendicitis se diagnostica erróneamente en el 33% de las mujeres no embarazadas en edad fértil. Un diagnóstico erróneo puede aumentar la incidencia de perforación, provocar la formación de abscesos y prolongar la estancia hospitalaria. Los diagnósticos erróneos más frecuentes son las enfermedades inflamatorias pélvicas, seguidas de la gastroenteritis y la infección urinaria. También puede confundirse con anomalías de los órganos pélvicos, como la rotura de quistes ováricos, la torsión del ovario derecho o afecciones intestinales como la colitis. Sin embargo, los diagnósticos erróneos no tienen por qué ser la norma.
Antes de la aparición del diagnóstico por imagen, hasta el 45% de las mujeres con síntomas sugestivos de apendicitis presentaban un apéndice normal en el momento de la intervención quirúrgica, y hasta un tercio de las mujeres con apendicitis verdadera fueron diagnosticadas erróneamente en un principio. Pero hoy en día, para descartar otros trastornos ginecológicos y confirmar que los síntomas son efectivamente los de una apendicitis, se dispone de pruebas de laboratorio y estudios de imagen como ecografías o tomografías computarizadas que se utilizan en los casos en que el diagnóstico es difícil.
Apendicitis: Síntomas a tener en cuenta
La apendicitis suele ser difícil de diagnosticar porque los primeros signos y síntomas son leves e inespecíficos. Los síntomas pueden incluir pérdida de apetito, náuseas y una sensación general de malestar, síntomas que podrían apuntar a muchos otros problemas de salud. Los síntomas sólo se acentúan cuando la apendicitis progresa.
Dolor abdominal
Es el síntoma más conocido de la apendicitis. De hecho, si alguna vez sientes dolor en el lado derecho del abdomen, seguro que se te pasa por la cabeza la posibilidad de una apendicitis. El dolor se debe a la presión ejercida por el apéndice inflamado y suele ser un dolor generalizado alrededor del ombligo. A medida que aumenta la presión y progresa la inflamación, el dolor suele desplazarse al cuarto inferior derecho del abdomen, donde se encuentra el apéndice. El dolor se desplaza al cuarto inferior derecho en un periodo de 24 horas y empeora al caminar o toser. Si la punta del apéndice se extiende hacia la pelvis o hacia el centro de la parte inferior del abdomen, también puede aparecer dolor en estas zonas menos típicas.
Pérdida de apetito
Puede comenzar en las primeras fases de la apendicitis y es un síntoma frecuente. A medida que la obstrucción y la inflamación empeoran, puede experimentar náuseas y pérdida de apetito. Las náuseas también pueden ir acompañadas de vómitos. El estreñimiento es bastante frecuente en esta fase aunque, por otro lado, también puede aparecer diarrea.
Fiebre
Puede que la fiebre no sea el primer síntoma que asocies a esta afección, pero una fiebre de unos 38 grados centígrados es bastante común. Se sospecha de una rotura de apéndice cuando la fiebre va acompañada de episodios de escalofríos.
¿Cómo diferenciar un dolor de apendicitis de otros dolores abdominales?
Para diferenciar un dolor de apendicitis de otros dolores abdominales más frecuentes, hay que estar atento a los dolores persistentes, que aparecen de repente durante varias horas o duran todo el día. En la apendicitis, el dolor suele seguir una trayectoria. El dolor agudo puede desplazarse desde el ombligo hasta la zona directamente sobre el apéndice entre 12 y 24 horas después de empezar a experimentar los síntomas. Esta clara progresión es una señal de alarma a la que debes prestar atención.
Apendicitis en el embarazo
La apendicitis en las mujeres puede resultar aún más confusa cuando se produce durante el embarazo. Las tasas de incidencia de apendicitis en el primer trimestre oscilan entre el 19% y el 36%. La incidencia de la apendicitis en el segundo trimestre es mayor y oscila entre el 27 y el 60 por ciento. Aunque la incidencia se mueve entre el 15 y el 33 por ciento en el tercer trimestre, algunos estudios han informado de una incidencia del 59 por ciento en el tercer trimestre.
Desafíos durante el embarazo
La mayoría de los signos clásicos de apendicitis no siempre son evidentes o claros durante el embarazo. El diagnóstico se complica porque el útero aumenta de tamaño y desplaza el apéndice, y el dolor puede no estar localizado en la parte inferior derecha del abdomen. Puede aparecer en cualquier parte del lado derecho del abdomen. El dolor de la apendicitis también puede interpretarse erróneamente como un parto prematuro. Los demás síntomas, como náuseas, vómitos y falta de apetito, tampoco son específicos de la apendicitis y también son bastante comunes en el embarazo.
Además, el apéndice tiende a desplazarse. Migra en sentido contrario a las agujas del reloj hacia el riñón derecho. El dolor y la sensibilidad en el cuadrante inferior derecho del abdomen predominan en el primer trimestre, pero en la segunda mitad del embarazo, el dolor en el cuadrante superior derecho o en el flanco derecho es un posible signo de inflamación y un síntoma a tener en cuenta. Lo mejor que puedes hacer es ser consciente de esta posibilidad y buscar ayuda de inmediato.
Tratamiento de la apendicitis durante el embarazo
Si se diagnostica correctamente y a tiempo, la apendicitis por sí sola plantea pocos riesgos durante el embarazo, pero la rotura del apéndice puede ser muy grave tanto para la madre como para el bebé. Los retrasos de más de 24 horas se han asociado a perforación apendicular y altas probabilidades no sólo de aborto, sino también de mortalidad materna.
La mayoría de las complicaciones y riesgos durante el embarazo son consecuencia de la reticencia a operar a las embarazadas. Durante mucho tiempo ha existido el mito de que una apendicectomía en mujeres puede provocar infertilidad. De hecho, se pensaba que la apendicectomía era la causa de la infertilidad por factor tubárico. Se creía que las inflamaciones pélvicas y los tejidos cicatriciales causados por la apendicitis bloqueaban las trompas de Falopio, lo que provocaba infertilidad. En realidad, cualquier tipo de cirugía invasiva puede convertirse en un riesgo para el embarazo más adelante. Sin embargo, echar toda la culpa a la apendicectomía es bastante injusto. Hoy en día, con la cirugía laparoscópica, las trompas de Falopio pueden recuperarse aunque presenten tejidos cicatriciales. De hecho, investigaciones recientes demuestran que no hay pruebas concluyentes de que un apéndice perforado pueda significar infertilidad. Incluso en el caso de las mujeres que deben someterse a una apendicectomía durante el embarazo, no hay efectos a largo plazo y los embarazos posteriores no tienen por qué verse afectados.
Tratamiento de la apendicitis
La apendicitis casi siempre requiere cirugía (apendicectomía). Aunque existen algunos tratamientos alternativos para la apendicitis, sólo deben utilizarse como apoyo para ayudar a aliviar el dolor y la inflamación y nunca en lugar del tratamiento médico.
Medicina china
En la medicina tradicional china se cree que ciertas hierbas pueden tratar la apendicitis. La acupuntura y la electroacupuntura también se han utilizado en la medicina china para tratar la apendicitis. La medicina china cree que combinar la acupuntura con los cuidados postoperatorios convencionales mejora la recuperación del paciente tras una apendicectomía. Aunque no se han realizado ensayos clínicos para comprobar la eficacia de estos tratamientos, los investigadores afirman que la acupuntura mejora los índices de recuperación quirúrgica, incluida una recuperación más rápida de la función intestinal.
Naturopatía
La naturopatía no es sólo un tratamiento alternativo, sino más bien una filosofía que cree en el poder curativo de la naturaleza. En naturopatía, el tratamiento de la apendicitis aguda es el mismo que el de cualquier enfermedad febril inflamatoria aguda. Lo esencial es mucho aire, ayuno e hidroterapia. Según algunas afirmaciones, el tratamiento inicial con masajes y compresas de agua, seguido de un tratamiento posterior con leche y zumo de frutas siempre que el paciente tenga hambre, también ha ayudado a curar los casos radicalmente.
Ayurveda
Según el Ayurveda, la apendicitis es un vrana-shotha o una afección inflamatoria que provoca hinchazón. Algunos de los remedios caseros naturales que forman parte del Ayurveda pueden ayudar a aliviar los síntomas de la apendicitis, especialmente en las primeras etapas. Entre ellos, una cucharada al día de una infusión de gramo verde para el dolor asociado a la apendicitis aguda; y té hecho con semillas de alholva para evitar que el apéndice se convierta en un vertedero del exceso de mucosidad y desechos intestinales.
Sin embargo, todas estas opciones son formas de tratamiento y en ningún caso curan la apendicitis. Cuando es necesaria una intervención quirúrgica, conviene no evitarla. La cirugía no implica necesariamente complicaciones. Y hoy en día, gracias al uso habitual de antibióticos antes de la cirugía, el tratamiento es aún más eficaz.