Síndrome de fatiga crónica: Causas y tratamiento

¿Ha estado evitando incluso las actividades físicas moderadamente exigentes porque se siente agotado sin motivo aparente? ¿Tiene dolores -musculares, articulares o ambos- y siente una gran falta de sueño? Si la respuesta a estas preguntas es afirmativa, es hora de que consulte a un médico. Podría padecer encefalomielitis miálgica o síndrome de fatiga crónica.

¿Qué es el síndrome de fatiga crónica?

Una vez ridiculizado como «enfermedad de yuppies» o «gripe de yuppies», el síndrome de fatiga crónica ha sido finalmente aceptado por la fraternidad médica como una enfermedad real tras 30 años de debates y estudios. El síndrome de fatiga crónica es una enfermedad debilitante de naturaleza neurológica. Afecta a entre el 0,2% y el 0,7% de la población de los países occidentales y es cuatro veces más frecuente en mujeres que en hombres.

¿Cuál es su causa?

El síndrome de fatiga crónica fue un hueso duro de roer durante mucho tiempo, sin que se encontrara una causa aparente que dificultara el pronóstico. Además, presentaba innumerables síntomas que bastaban para confundir a los médicos. A muchos pacientes con síndrome de fatiga crónica se les dijo que padecían enfermedades que parecían el síndrome de fatiga crónica, como la fibromialgia, y empezaron el tratamiento para darse cuenta mucho más tarde de que habían sido diagnosticados erróneamente. Investigaciones posteriores han descubierto muchas causas posibles, como por ejemplo

Hipotensión

Una serie de estudios han descubierto que la hipotensión mediada neuralmente, en la que la comunicación entre el cerebro y el corazón es anormal, es una causa del síndrome de fatiga crónica. Mientras que actividades como estar sentado o de pie requieren que el cerebro envíe el mensaje al corazón para que bombee más sangre, en este tipo de hipotensión la sangre se acumula en los pies y la presión sanguínea desciende, haciendo que el paciente se sienta mareado, a veces incluso desmayado.

Desequilibrios hormonales

Otra posible causa es la anomalía del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal. Los estudios han descubierto que algunos pacientes con síndrome de fatiga crónica tienen niveles más altos del neurotransmisor serotonina, niveles más bajos de dopamina (un neurotransmisor asociado a la recompensa) o desequilibrios entre los neurotransmisores norepinefrina y dopamina. Algunos pacientes con síndrome de fatiga crónica tienen niveles muy bajos de cortisol, la hormona del estrés, lo que podría explicar por qué los pacientes con síndrome de fatiga crónica responden mal al estrés. Otra explicación es la alteración del reloj circadiano, un grupo de células nerviosas que determinan el ciclo sueño-vigilia.

Un sistema inmunitario debilitado

La inmunidad también parece desempeñar un papel importante en el síndrome de fatiga crónica. En los pacientes con síndrome de fatiga crónica se ha detectado una serie de problemas relacionados con el sistema inmunitario, como el deterioro de la respuesta de los linfocitos a los mitógenos.

Hereditario

¿Podría ser hereditario el síndrome de fatiga crónica? Parece ser que sí. Los científicos sugieren que un virus común, el Herpesvirus Humano 6 (HHV-6), es la posible causa de algunos casos de síndrome de fatiga crónica. Este genoma HHV-6 puede heredarse de padres a hijos, una afección denominada CIHHV-6 o «HHV-6 cromosómicamente integrado». Además, alrededor del 0,8 por ciento de la población es CIHHV6 positivo, por lo que porta una copia del VHH-6 en cada célula.

Infecciones

Muchas infecciones bacterianas y víricas pueden ser co-conspiradoras en los casos de síndrome de fatiga crónica. El síndrome de fatiga crónica puede ser el resultado de una infección crónica o estas infecciones pueden aparecer junto con el síndrome de fatiga crónica. El virus más comúnmente asociado con el síndrome es el virus HHV-6. Tampoco son raras las infecciones por micoplasma y las infecciones por Chlamydia pneumoniae.

Las últimas investigaciones han descubierto que el virus de la parainfluenza-5, causante de la esclerosis múltiple y la epilepsia, es una de las causas del síndrome de disfunción inmunitaria por fatiga crónica.

¿Es contagioso? Puede que le sorprenda, pero el síndrome de fatiga crónica puede ser contagioso. No, no contraerá la enfermedad por el mero hecho de estar en compañía de un infectado, pero una transfusión de sangre del enfermo es una forma segura de contraerla.

¿Cuáles son los síntomas?

Hay muchos síntomas de la enfermedad, la mayoría de los cuales podrían confundirse con muchas otras enfermedades de naturaleza similar. El síntoma principal es la fatiga extrema después de cualquier actividad y es muy similar a la gripe. Esta respuesta puede ser inmediata o retardada, a veces incluso después de 24 horas. Puede mantenerse, dependiendo de la dificultad de la actividad, durante semanas e incluso meses.

Otros síntomas son sueño no reparador, deterioro cognitivo, cambios de humor e irritabilidad, inflamación de los ganglios linfáticos, dolores y molestias como dolor articular, dolor de garganta y dolor de cabeza intenso. Incluso puede provocar la parada completa de algún sistema orgánico.

No todos los síntomas apuntan al síndrome de fatiga crónica

Dicho esto, la fatiga crónica inexplicable puede ser el resultado de una enfermedad no diagnosticada o no tratada, como el hipotiroidismo, la apnea del sueño y la narcolepsia, o incluso un efecto secundario de los medicamentos.

Cualquier afección médica previa, como la hepatitis B o C, que no se haya tratado adecuadamente puede provocar una fatiga inexplicable. Cualquier trastorno depresivo grave con rasgos psicóticos o melancólicos, como el trastorno bipolar o la esquizofrenia, o cualquier trastorno neurodegenerativo, como la demencia, e incluso enfermedades delirantes, como la anorexia nerviosa o la bulimia nerviosa, pueden provocar fatiga crónica. Incluso el abuso de alcohol o la obesidad severa podrían mostrar signos de fatiga crónica.

Debe descartar estas posibilidades o informar a su médico sobre su historial personal y médico para obtener un diagnóstico preciso.

¿Cómo se puede tratar?

Se han sugerido diversos tratamientos para curar el síndrome de fatiga crónica. Sin embargo, los estudios han revelado que, aunque la recuperación total no es muy común y se limita sólo a un 4 por ciento de los casos, se ha observado una marcada mejoría en un lapso de cuatro años en el 39 por ciento de la población.

Pero antes de llegar a cualquier modalidad de tratamiento, es importante tener un diagnóstico adecuado. El diagnóstico requiere una evaluación adecuada que incluya anamnesis, exploración física y pruebas de laboratorio de orina, sangre, función tiroidea, etc. Si se diagnostica el síndrome de fatiga crónica, es importante que el paciente se someta a pruebas y reciba tratamiento para comorbilidades como insomnio, depresión, dolor, etc. También se aconseja a los pacientes que se sometan a técnicas de gestión de la actividad, gestión del sueño y relajación.

Terapia y ejercicio

En un estudio realizado para determinar la mejor opción de tratamiento para el síndrome de fatiga crónica, se estudió a 2801 participantes en 44 ensayos. Los estudios se agruparon en 6 categorías, incluyendo la categoría conductual, la categoría inmunológica, etc. Los resultados del estudio mostraron que la terapia cognitivo-conductual y la terapia de ejercicio graduado eran muy eficaces. Curiosamente, un estudio de seguimiento de los participantes reiteró los hallazgos.

Fármacos

No existen fármacos específicos para esta enfermedad, pero a menudo se utilizan medicamentos para aliviar ciertos síntomas. Se pueden tomar analgésicos para los dolores, antidepresivos para la depresión, etc.

Terapias complementarias y alternativas

Dado que el síndrome de fatiga crónica presenta muchos síntomas que pueden llegar a agobiar por completo a quien lo padece, pueden ser útiles ciertas terapias naturales realizadas además del tratamiento convencional.

Dieta y suplementos

Se recomienda comer sano, evitando los alimentos refinados, el azúcar, los estimulantes como la cafeína y el alcohol, y optar por alimentos sanos como cereales integrales, verduras y frutas, y ácidos grasos esenciales. Los estudios han demostrado la eficacia de tomar regularmente suplementos para controlar la enfermedad. Algunos suplementos recomendados son el magnesio, los ácidos grasos omega-3, la dehidroepiandrosterona (DHEA), la vitamina B12 y D, el betacaroteno, la melatonina y la L-carnitina. También se aconsejan ciertas hierbas tradicionales como el ginseng y la equinácea para mejorar la inmunidad.

Homeopatía, acupuntura y quiropráctica

La homeopatía es moderadamente eficaz para aliviar los síntomas del síndrome de fatiga crónica. Algunos medicamentos sugeridos incluyen Arsenicum para la inquietud y la fatiga acompañadas de escalofríos y dolores ardientes que empeoran por la noche, Gelsemium para el agotamiento mental, Pulsatilla para el mal humor y Sulphur contra la fatiga.

En los estudios realizados, la acupuntura con moxibustión ha demostrado ser muy eficaz en el tratamiento del síndrome de fatiga crónica. Todos los estudios mostraron tasas de respuesta que oscilaban entre el 78,95% y el 100%.

Ciertos masajes terapéuticos y la manipulación quiropráctica de la columna vertebral pueden ser útiles para tratar la enfermedad, aunque no hay pruebas sustanciales que lo demuestren.

El síndrome de fatiga crónica es una enfermedad debilitante, pero no es tan grave como para sentir que es el fin de todo. Aunque no sea posible curarlo al cien por cien, los síntomas pueden controlarse con éxito y el paciente puede reanudar su vida normal al cabo de unos años de tratamiento regular.