Signos y síntomas de una fractura por estrés
Nuestros huesos y músculos son unos auténticos soldados que sostienen nuestro cuerpo, protegen nuestros órganos y soportan todo tipo de usos y abusos. Pero de vez en cuando, ceden ante la tensión. Las fracturas por estrés son una de esas lesiones de los huesos. Cuando se somete una parte del cuerpo a un uso repetido, los músculos de la zona se desgastan y son incapaces de absorber el impacto. Cuando se doblan, estos músculos transmiten el impacto al hueso, que se agrieta o magulla, provocando una fractura por estrés.
Las fracturas por estrés son comunes en los deportes, especialmente entre los atletas de campo y pista, bailarines, gimnastas, jugadores de baloncesto y tenistas. Además de los deportistas, las personas con deficiencias nutricionales o con huesos débiles también pueden sufrir fracturas por estrés.
Las fracturas por estrés son más frecuentes en las extremidades inferiores
Más del 50% de las fracturas por estrés se producen en las extremidades inferiores. Son comunes en los huesos del pie (metatarsianos) y también pueden producirse en los dedos, el talón, el tobillo, la tibia y la cadera. Las fracturas por estrés también pueden afectar a las extremidades superiores si hay un esfuerzo repetitivo en ellas. Por ejemplo, si juega al golf o al tenis, sus brazos o costillas pueden ser vulnerables, mientras que la gimnasia puede poner en riesgo de fracturas por estrés a su columna vertebral. En comparación con las fracturas de la parte superior del cuerpo, las del hueso del muslo (fémur), la columna vertebral, algunos huesos del pie y la rótula tienden a ser más complicadas, con una mayor probabilidad de no curar bien o de fracturas recurrentes.
El dolor es el principal síntoma de las fracturas por estrés
Puede ser difícil saber cuándo se tiene una fractura por estrés porque no es realmente visible y cualquier molestia o dolor puede ser inicialmente muy leve. Sin embargo, el dolor en la zona lesionada es el signo más común y predominante de una fractura por estrés. Y puede haber un patrón en la forma en que se desarrolla y empeora cuando se tiene una fractura por estrés.
Dolor leve al principio, que cede con el reposo
Es posible que al principio sólo experimente un dolor leve, que tiende a producirse cuando realiza una actividad física centrada en la zona. Por ejemplo, puede sentir un dolor persistente en el pie mientras corre o baila. El dolor suele desaparecer por completo cuando se descansa.
El dolor se intensifica con el tiempo y se produce incluso cuando se descansa
Con el tiempo, el dolor comienza un poco antes cada vez que se realiza la actividad. Por ejemplo, si juegas al fútbol y tienes una fractura por estrés en los pies, puede que al principio sientas dolor bien entrada la sesión o al final de la misma. En sesiones sucesivas, este dolor puede comenzar en los primeros minutos del partido. El grado de dolor en sí mismo empeorará con el tiempo y la zona ahora dolerá incluso cuando descanses.
Dolor puntual y sensibilidad en la zona de la fractura
Al tocar la parte afectada del hueso, sentirá un dolor puntiforme localizado o sensibilidad. Esto puede sumarse al dolor general que siente, por ejemplo, en todo el pie.
Si tienes una fractura por estrés, tendrás:
Dolor en la zona en la que realiza el esfuerzo o el ejercicio
Dolor que cede con el reposo y que reaparece al reanudar la actividad
Dolor que comienza un poco antes cada vez que se ejerce la parte del cuerpo
Dolor que inicialmente es leve pero que empeora con el tiempo, ocurriendo incluso cuando descansa
Dolor o sensibilidad al tocar la zona
Hinchazón y enrojecimiento en algunos casos
Una fractura por estrés no tiene por qué causar siempre hinchazón. Sin embargo, en algunos casos, puede observarse una pequeña hinchazón y enrojecimiento en el lugar donde se ha producido la fractura.
¿Qué se puede hacer al respecto?
El tratamiento de una fractura por estrés consiste principalmente en darle el tiempo suficiente para que se cure. Esto puede llevar de 6 a 8 semanas. Durante este tiempo, deberás cargar menos peso sobre la fractura y descansar. En algunos casos, se aconseja utilizar una férula o una escayola. Las compresas frías y los analgésicos pueden ayudarte a lidiar con el dolor.
Tome medidas preventivas para evitar las fracturas por estrés
Unas medidas sencillas pueden ayudar a prevenir una fractura por estrés:
Deje de hacer ejercicio si siente dolor.
Utilice un calzado adecuado para correr y otro equipo deportivo.
Cuando comience una nueva actividad física, empiece despacio y aumente gradualmente la velocidad y la duración.
Lleve una dieta con suficiente vitamina D y calcio para mantener sus huesos fuertes.
Alterne su régimen de entrenamiento con actividades de baja intensidad para que los huesos y los músculos descansen adecuadamente entre ellas.