Señales de que estás atrapado en un mal matrimonio

El matrimonio es difícil de mantener, pero se supone que el proceso merece la pena. Sin embargo, se cree popularmente que uno de cada dos matrimonios acaba en divorcio, y es una cifra alarmante. A menudo, la infelicidad y el resentimiento se acumulan en un matrimonio, y como ninguna de las dos parejas quiere abordar los problemas, puede llegar a ser fatal para la relación. El número de divorcios puede ser alto porque una mala relación no se reconoce en sus primeras fases. Es importante que entendamos que a veces los divorcios son necesarios, y que las malas relaciones y los matrimonios deben aceptarse porque ninguna de las partes puede ser feliz hasta que se separan. Para ello, necesitamos saber a qué señales debemos estar atentos. A continuación encontrará algunos indicadores sutiles pero significativos de un mal matrimonio o relación. Si crees que tu relación puede estar sufriendo y caes en estos puntos, puede que sea el momento de replantearte estar con tu pareja.

Guardar secretos

Si bien es cierto que cada uno debe y puede tener algunos secretos con su pareja, se convierte en un problema cuando incluso las pequeñas cosas no se pueden mencionar porque podría resultar en negatividad. Tu pareja puede acosarte o insultarte por cosas pequeñas, como comprarte un regalo, quedar con un viejo amigo o por ir a tomar algo con tu colega después del trabajo. Esto puede hacer que mienta casi siempre sobre su paradero y sus actividades, y esto es muy poco saludable. Una buena pareja no menosprecia ni reprende a alguien por tener una vida propia, y si tu pareja no te deja ser quien eres, quizá debas plantearte encontrar a alguien mejor.

Miedo a la ira

Si tu pareja ha tenido problemas de ira que te hacen temer por tu seguridad, definitivamente estás con la persona equivocada. La ira y la rabia dan lugar a muchas formas de abuso, ya sea físico, verbal o emocional, y esto puede hacer que te sientas impotente. Las cosas pequeñas o insignificantes pueden enfadar a tu pareja, e incluso puede que sepas que está exagerando por un asunto trivial. Tiendes a andar con pies de plomo con tu pareja para evitar cualquier conflicto, y siempre tienes cuidado y miedo de lo que dices. El estrés y el miedo afectan a tu salud.

Forzarse a tener relaciones sexuales

La pasión y el romanticismo no siempre duran en las relaciones, y es posible que sientas aversión a la idea del sexo con tu pareja por completo en un mal matrimonio o relación. Puedes estar condicionado a pensar que estás obligado a tener sexo con tu pareja sólo porque estás casado con ella, y tiendes a emborracharte antes de hacerlo para poder superarlo. Es un comportamiento problemático. El sexo es una parte muy importante de cualquier relación, y si ya no quieres, no deberían obligarte. Puede que sea el momento de replantearse la relación si no sientes atracción o excitación sexual por tu pareja.

Comportamiento pasivo-agresivo

Existe la agresión directa y el comportamiento pasivo-agresivo. Ambos comportamientos pueden ser extremadamente hirientes. Es normal atacarse de vez en cuando, pero si este patrón continúa con demasiada frecuencia, crea grietas en los cimientos de una relación. En un mal matrimonio, cada pequeño descuido o error viene acompañado de un comentario pasivo-agresivo que acaba desembocando en una gran pelea que crea más problemas de los que resuelve. Muchos comentarios se dicen únicamente para devaluarte o menospreciarte, y pueden provocar una pérdida de confianza y una disminución de la autoestima.

Fuerte resentimiento

En un mal matrimonio, el resentimiento se apodera de todos los demás aspectos de la relación, hasta el punto de que nunca se dice nada positivo. Cada pequeño acto viene acompañado de un comentario o un insulto, y esto llega a ser demasiado para los dos. Incluso puede parecer que el resentimiento es casi tangible y que te corroe por dentro. Si piensas constantemente «¿Por qué aguanto esto? Me merezco algo mejor», entonces tienes razón. Puede que haya llegado el momento de pasar página.