Razones clínicas de la disnea que debemos conocer

La falta de aire se conoce médicamente como disnea. Se caracteriza por una respiración entrecortada. La disnea es un síntoma común asociado a muchas enfermedades pulmonares. Esta afección puede tener un efecto debilitante en las personas. Puede ser crónica o aguda, dependiendo del estado de salud del individuo. Varias personas definen sus síntomas de distintas maneras. Sensación de asfixia, hundimiento del pecho, un objeto pesado sobre el pecho, etc. son sólo algunos ejemplos de esas descripciones. Es importante diferenciar la sensación normal de disnea de la disnea asociada a una enfermedad crónica. La disnea debida a la actividad física extenuante, la falta de resistencia y la altitud elevada es una reacción normal y aceptable del organismo. Pero hay muchas otras enfermedades que pueden causar disnea y que debemos conocer.

Neumonía

Esta enfermedad se produce debido a la infección de los pulmones. Esta infección puede estar causada por diversos agentes como virus, bacterias o incluso hongos. Generalmente es tratable y no pone en peligro la vida de las personas mayores de 2 años y menores de 65 años. Sin embargo, puede suponer una grave amenaza para las personas con inmunidad comprometida y enfermedades preexistentes. El método de diagnóstico suele ser una radiografía de tórax. Además, las malas elecciones sanitarias, como fumar, pueden agravar las probabilidades de contraer esta enfermedad.

Los síntomas de esta enfermedad pueden incluir fiebre, tos, disnea, náuseas, dolor torácico, fatiga, diarrea y vómitos. La neumonía puede ser de dos tipos: neumonía lobar y bronconeumonía. La neumonía lobar afecta sólo a una parte del pulmón, mientras que la bronconeumonía puede extenderse por todos los pulmones. La medicación y los cuidados pueden curar esta enfermedad.

Asma

El asma es otra afección respiratoria debilitante que se asocia al síntoma de falta de aire. Esta enfermedad se caracteriza por el estrechamiento de las vías respiratorias debido a la inflamación. Los músculos presentes en las vías respiratorias empiezan a tensarse y a estrecharlas (broncoconstricción). Esto conduce a la reducción del suministro de aire a los pulmones. La gravedad del asma puede variar de intermitente a persistente grave. Las personas con distintos grados de asma también sufren ataques de distinta intensidad.

Los síntomas del asma son sibilancias, disnea y tos. Los médicos pueden diagnosticar esta enfermedad mediante diversas pruebas pulmonares y el estudio comparativo de los medicamentos. Actualmente no existe cura para el asma, pero puede controlarse con medicación. La natación es una buena forma de fortalecer los pulmones, lo que puede ayudar a combatir el asma.

Anemia

La anemia se define clínicamente como una deficiencia de la cantidad necesaria de glóbulos rojos en la sangre. Los glóbulos rojos son la clave del transporte de oxígeno por todo el cuerpo. Los glóbulos rojos transportan oxígeno a los tejidos y las células. Nuestras células utilizan este oxígeno para producir energía. Pero, cuando hay una deficiencia de glóbulos rojos, nuestro cuerpo se debilita debido a la falta de producción de energía. La anemia puede aparecer por diversas causas subyacentes, como una mayor destrucción o una menor producción de glóbulos rojos.

Los síntomas de esta enfermedad incluyen fatiga, debilidad, falta de aliento, palidez y mareos. La anemia puede diagnosticarse fácilmente mediante análisis de sangre como el de hemoglobina. Las hemorragias prolongadas, la falta de hierro y la desnutrición también pueden ser causas de anemia. Afortunadamente, puede tratarse fácilmente con cuidados y medicación. Pero puede ser mortal si no se trata durante mucho tiempo.

Insuficiencia cardíaca congestiva

La insuficiencia cardiaca congestiva es la incapacidad del corazón de bombear suficiente sangre para llevar a cabo las funciones corporales normales. Puede ser de corta duración o prolongarse. La insuficiencia cardíaca congestiva de larga duración puede conducir a la muerte. La causa principal de esta enfermedad es el estrechamiento de las vías arteriales. Otras causas secundarias pueden ser la hipertensión, los infartos, la diabetes, la arritmia y las enfermedades pulmonares.

Los síntomas de esta enfermedad son disnea, dolor torácico, tos, fatiga, aumento de peso, hinchazón de los dedos de los pies o los pies y aumento de los latidos del corazón. Esta enfermedad puede diagnosticarse mediante pruebas como el ecocardiograma. Puede controlarse con la medicación adecuada, un estilo de vida saludable y cirugía si es necesario.

Así que presta un poco más de atención a tu cuerpo para conocerlo mejor. Y, si observas alguno de estos síntomas, visita hoy mismo a un médico.