Problemas vaginales comunes que las mujeres deben conocer

Los problemas vaginales hacen saltar las alarmas de cualquier mujer. Casi todas las mujeres sufren infecciones bacterianas o por hongos en algún momento de su vida. Para llevar una vida sana, las mujeres deben conocer las infecciones y enfermedades que se producen en el aparato reproductor femenino y ser capaces de identificar los distintos problemas de la vagina. Si se ignoran o no se tratan, pueden provocar complicaciones e incluso afectar al parto.

Problemas vaginales comunes

Aunque la limpieza y las prácticas saludables pueden ayudar a evitar muchos problemas vaginales, hay pocas probabilidades de que se infecten. Ser consciente de los problemas vaginales comunes puede ayudar a mantenerlos alejados.

Vaginosis bacteriana

La vaginosis bacteriana se produce debido al desequilibrio de las bacterias en la vagina y difiere de otras infecciones en que no está causada por un cuerpo extraño. Se trata de un aumento y un cambio en la composición de las bacterias que normalmente están presentes en la vagina. La enfermedad está asociada a la disminución del recuento de lactobacilos en la vagina.

Aunque se desconoce la causa exacta del desequilibrio, las duchas vaginales o tener una nueva pareja sexual o múltiples parejas pueden desempeñar un papel. Los síntomas de la vaginosis bacteriana incluyen flujo blanco o gris, olor y picor. A veces, pueden observarse síntomas desagradables como un flujo gris con olor a pescado. La vaginosis bacteriana es una afección frecuente e incluso las mujeres sexualmente inactivas pueden desarrollarla.

Infecciones por hongos

Las infecciones por hongos, también conocidas como candidiasis vaginal, son una afección femenina común que se produce debido al crecimiento excesivo de células de levadura en la vagina. Una vagina sana tiene bacterias y algunas células de levadura. Pero un desequilibrio de bacterias y levaduras hace que las células de levadura se multipliquen, provocando picor intenso, hinchazón e irritación.

El tratamiento de una candidiasis vaginal puede aliviar los síntomas en pocos días. En los casos más graves, puede tardar hasta dos semanas. La candidiasis vaginal no se considera una infección de transmisión sexual.

Aunque el contacto sexual puede propagar la infección, incluso las mujeres que no son sexualmente activas pueden contraerlas. La infección provoca picor, una secreción grumosa blanca y espesa, y dolor al orinar o al mantener relaciones sexuales que puede tratarse fácilmente con medicamentos antifúngicos.

Cervicitis

La cervicitis es la inflamación del cuello uterino (el extremo inferior del útero que se abre en la vagina) que suele producirse por causas no infecciosas como irritaciones químicas o físicas, o alergias, o incluso por enfermedades de transmisión sexual como la gonorrea y la clamidia. Los síntomas son sangrado, flujo marrón, verde, amarillo o con pus y dolor al orinar y en las relaciones sexuales.

Aunque esta afección suele tratarse con antibióticos, la cervicitis grave se trata extirpando las células anormales. Encontrar la causa de la cervicitis es crucial. Si la causa es una infección, ésta puede extenderse más allá del cuello uterino, al útero, a las trompas de Falopio y a la cavidad pélvica y abdominal, provocando infecciones potencialmente mortales.

Esto puede causar problemas de fertilidad e incluso afectar a la capacidad de quedarse embarazada. También puede causar problemas al feto si ya está embarazada.

Vaginismo

El vaginismo es una afección relacionada con el dolor durante las relaciones sexuales y consiste en la contracción de los músculos de la vagina. El vaginismo se define como un espasmo involuntario recurrente o persistente de la musculatura del tercio externo de la vagina. Esta afección es específica del dolor durante la penetración al mantener relaciones sexuales.

Las mujeres que padecen esta afección experimentan una opresión involuntaria de la vagina durante el coito, lo que provoca molestias, ardor, dolor y, en ocasiones, la imposibilidad de experimentar el periodo de penetración. Los síntomas también incluyen dificultades al insertar tampones. Los dilatadores y los ejercicios de Kegel son métodos de tratamiento habituales para aliviar esta afección.

Vulvodinia

El dolor crónico y duradero en la zona que rodea la vagina (vulva) que no está causado por una infección u otra afección médica se denomina vulvodinia. Los investigadores y los profesionales sanitarios no están seguros de cuál es su causa, pero podría estar relacionada con hormonas, inflamación o problemas nerviosos, como una lesión o un aumento de la densidad de los nervios de la vulva.

Es posible que experimentes un dolor agudo intermitente o que sientas ardor, picor o malestar general. El dolor de la vulvodinia puede aparecer de forma aleatoria, pero también puede desencadenarlo hacer ejercicio, mantener relaciones sexuales o llevar ropa interior o prendas ajustadas.

Algunas mujeres sufren vulvodinia generalizada, que es un dolor que se produce en casi cualquier parte de la zona vulvar. En algunos casos, las mujeres pueden padecer el síndrome de vestibulitis vulvar, en el que el dolor se limita a la zona que rodea la entrada de la vagina.

Atrofia vulvovaginal

La atrofia vulvovaginal es una afección frecuente asociada a la disminución de la estrogenización (hipoestrogenismo) del tejido vaginal. La atrofia vulvovaginal puede producirse en cualquier momento del ciclo vital de la mujer, aunque es más frecuente en la fase posmenopáusica. Esta afección se produce cuando los tejidos de la vagina no funcionan como deberían y está causada por la menopausia o el aumento de los niveles de estrógenos.

Los síntomas más comunes son sequedad vaginal, ardor, picor, dolor durante las relaciones sexuales, flujo, manchado o sangrado. Los dilatadores, que ensanchan la vagina, los lubricantes y la terapia hormonal pueden solucionar esta afección.

Varicosidad vulvar

La varicosidad vulvar es un trastorno venoso relativamente frecuente en mujeres con varices en la pelvis y las extremidades inferiores y en mujeres embarazadas. Durante el puerperio, las venas perineales pueden persistir y agrandarse con el tiempo en algunas mujeres.

Puede sentir presión o plenitud y molestias, o notar abultamientos azulados y venosos. Las varices vulvares suelen aparecer en el embarazo, cuando el peso del útero, sumado al aumento del volumen sanguíneo, puede hacer que la sangre se acumule en las venas. Estar de pie durante mucho tiempo agrava el problema.

Las varices vulvares suelen permanecer sin diagnosticar debido a la localización de las venas varicosas, a la reticencia de las mujeres a consultar y, a veces, a la ausencia de molestias.