¿Podría su dolor de espalda indicar un cáncer de mama?
El dolor de espalda es una afección frecuente, que no se limita necesariamente a ningún grupo de edad, género o etnia específicos. Uno de los factores más comunes que causan dolor de espalda puede ser la postura incorrecta durante largas horas de trabajo sedentario. Durante el embarazo, se sabe que las mujeres se quejan de dolor de espalda. Las personas que levantan continuamente grandes pesos también son propensas al dolor de espalda.
Pero, ¿y si el dolor de espalda también puede ser un indicio de algo más grave? Aunque no suele figurar como síntoma, el dolor de espalda puede estar causado por un cáncer subyacente. Sobre todo en el caso del cáncer metastásico, en el que el cáncer se ha extendido desde el lugar de origen a otras partes del cuerpo.
Dolor de espalda y cáncer de mama
Los síntomas más conocidos del cáncer de mama son la aparición de un bulto en la mama y cualquier cambio en la piel de la mama o el pezón. En concreto, el dolor de espalda se produce en el cáncer de mama metastásico cuando el tumor está afectando a la columna vertebral como consecuencia de la propagación del cáncer. Sorprendentemente, el esqueleto es el órgano más comúnmente afectado por el cáncer metastásico.
Los tumores que tienen propensión a extenderse al hueso son los de mama, tiroides, pulmón, próstata y riñón. De todos ellos, el cáncer de mama es el más prevalente y el causante de la mayor morbilidad. Alrededor del 80% de los casos de incidencia de enfermedad ósea metastásica corresponden al cáncer de mama y al de próstata.
Sin embargo, hay esperanza para los pacientes a los que se les detecta el cáncer cuando es metastásico. El pronóstico de supervivencia depende de muchos factores, como la edad, el estado previo o posterior a la menopausia y la existencia o no de enfermedad ósea durante la presentación inicial.
Otro estudio sugiere que entre el 5 y el 10 por ciento de los cánceres de mama que se diagnostican ya han hecho metástasis. Hoy en día se dispone de nuevas técnicas de detección, como la resonancia magnética, el PET-scan y también el PET-CT, para la detección precoz y el tratamiento del cáncer de mama metastásico.
¿Cómo lo tratamos?
Los tratamientos típicos para el cáncer incluyen quimioterapia, radioterapia, cirugía si es necesario y, dependiendo del órgano afectado, a veces incluso trasplantes, incluido el de médula ósea. Las opciones de tratamiento para el cáncer de mama metastásico pueden variar de una persona a otra en función de la naturaleza del tumor, el estadio de la enfermedad, las condiciones generales de salud de la persona, etc.
Otro estudio sobre el mismo tema concluye diciendo que un tratamiento único con una combinación intensiva de agentes alquilantes con apoyo de la médula ósea puede ayudar a mejorar la respuesta completa entre los pacientes que la quimioterapia convencional.
Un estudio sugiere que la extirpación completa del tumor es la opción de tratamiento recomendada para las recurrentes, quizás realizando una mastectomía. Si las pacientes no han sido tratadas antes con radioterapia, la pared torácica y las zonas de los ganglios linfáticos regionales deben tratarse con dosis completas de radioterapia.
En función de la paciente, la zona, el tratamiento previo, la naturaleza y el grado de la enfermedad, los efectos secundarios y las respuestas, los oncólogos llegarán a la mejor opción de tratamiento posible, que puede aumentar las posibilidades de supervivencia de la paciente.