Pensamientos tóxicos para nuestro bienestar mental

Los pensamientos negativos son casi siempre automáticos. No siempre nos damos cuenta de cuándo lo hacemos porque, la mayoría de las veces, los pensamientos se han convertido en un hábito. Cuando algo nos amenaza o cuando algo va mal, el pensamiento negativo actúa como defensa contra cualquier dolor al que nos enfrentemos, pero antes de que nos demos cuenta, estos pensamientos gobiernan nuestra vida y se apoderan de nuestra perspectiva. Nuestro cerebro en piloto automático se vuelve más negativo que positivo, y creemos que no tenemos control sobre ellos, pero esto no es cierto. Somos los únicos que tenemos poder sobre nuestros pensamientos, pero puede que no siempre nos demos cuenta de qué pensamientos son los que realmente nos están causando daño. Una vez que sepas qué pensamientos son los culpables, puedes trabajar para cambiarlos a mejor. Si te encuentras pensando de esta manera, estás dejando que los pensamientos tóxicos se apoderen de ti:

No valgo nada

A veces las cosas pueden salir bien, pero también pueden salir mal. Cuando nos enfrentamos al fracaso, es fácil decidir que no valemos nada. Sin embargo, debemos recordar que no son nuestros fracasos los que nos definen, sino cómo los afrontamos. Todos en este mundo nos hemos enfrentado a un fracaso o hemos cometido un error, pero encontramos formas de superarlos y crecer. No asumas que no vales sólo porque eres humano.

No soy lo bastante bueno

Uno de los pensamientos tóxicos más potentes es la creencia de que no vas a ser lo suficientemente bueno para asumir un nuevo reto que se te presente. Esta creencia a veces funciona incluso como una profecía autocumplida. Tienes una nueva oportunidad, crees que no eres lo suficientemente bueno para tener éxito, no te esfuerzas porque esperas fracasar y, al final, fracasas de todos modos, así que le echas la culpa a no ser lo suficientemente bueno. Confía en ti mismo y en tus capacidades. Trabajando duro y esforzándote, alcanzarás tu objetivo.

No seré feliz hasta que…

Ponerse límites sobre cuándo puedes ser feliz y qué te hará feliz es una terrible trampa que te tiendes a ti mismo. La felicidad no es una emoción elusiva o condicional, se puede encontrar en este mismo momento. Las pequeñas cosas, como comer tu plato favorito o hablar con tu mejor amigo por teléfono, pueden ser las mejores fuentes de felicidad. Al creer que sólo algún logro o hito nos dará la felicidad, no apreciamos lo que tenemos delante.

No soy bueno en nada

Este pensamiento nos mantiene en el mismo sitio y no nos da margen para crecer. Acabamos sintiéndonos mal y luego nos lamentamos, pero nunca nos permitimos hacer nada al respecto. Haz una lista de las cosas que te gusta hacer y practícalas todos los días. Mientras encuentres placer en una actividad, podrás alcanzar la excelencia mediante la práctica y el trabajo duro. Hasta el mayor experto fue una vez un aficionado.

No le gusto a nadie

Sentir que perteneces a un grupo es una necesidad inherente, pero a veces puede que estés con la gente equivocada. Si sientes constantemente que tus amigos te menosprecian o te hacen sentir mal, puede que sea hora de encontrar nuevos y mejores amigos. Pero antes de que alguien te acepte, tienes que aceptarte a ti mismo. Una vez que aceptas quién eres y dejas de perseguir a la gente, puedes ver que las personas adecuadas vienen a ti y te quieren por quién eres.

Es demasiado tarde para cambiar

Puede que sea la voz de tu familia, tus amigos o la sociedad la que te diga que es demasiado tarde para hacer nada, y están totalmente equivocados. Si tienes un sueño, puedes perseguirlo tengas la edad que tengas o hayas hecho lo que hayas hecho en el pasado. Nunca es demasiado tarde para empezar de nuevo y hacer las cosas bien. Al fin y al cabo, sólo eres tú quien se interpone en tu camino.

Me estoy quedando atrás

Por último, puede que pienses que estás haciendo algo mal porque eres el único de tus amigos que aún no tiene pareja, o que eres el único que no tiene un trabajo ostentoso y bien pagado. Pero esta comparación con los demás puede ser mortal y afectar mucho a tu autoestima. Cada uno trabaja según su propio calendario y tiene que librar batallas diferentes. Alguien puede alcanzar el éxito muy pronto en la vida, y otros mucho más tarde. Deja de comparar tu vida con la de los demás y deja que las cosas lleguen a ti a su debido tiempo.