Hormonas: Un factor importante que afecta a la pérdida de peso

Si estás en una misión para perder peso, probablemente has probado de todo, desde reducir tus calorías hasta pasar horas sudando en el gimnasio. Pero lo más probable es que te hayas rendido porque nada parece funcionar y perder peso parece una tarea imposible.

Esto se debe a que estás enfocando la pérdida de peso sólo en términos de calorías. En lugar de eso, necesitas controlar tus hormonas. Aunque las calorías deben mantenerse bajo control, son las hormonas las que afectan en gran medida a su consumo y uso de calorías. Siga leyendo para saber cómo la relación entre las hormonas y las calorías puede obstaculizar sus objetivos de pérdida de peso.

Las calorías son lo único que afecta al peso: Un mito

Si está buscando perder peso, probablemente esté siguiendo el mantra El consumo de energía debe ser mayor que la ingesta de energía. Sin embargo, esto no siempre funciona bien. Esto se debe a que las hormonas del cuerpo humano influyen en las actividades metabólicas del organismo.

Ingesta de energía: La ingesta de energía puede medirse en ciertos valores que se utilizan para el consumo de alimentos por parte de los seres humanos. Se ha estimado que una persona media ingiere 4 calorías a partir de 1 g de proteínas o hidratos de carbono y 9 calorías a partir de 1 g de grasa. Sin embargo, esta estimación varía de una persona a otra en función de su capacidad metabólica y de su función intestinal, que están reguladas por las hormonas.

Las hormonas suelen ser las verdaderas culpables

Las hormonas son el tipo de sustancias químicas que envían mensajes a todo el cuerpo para coordinar procesos complejos como el crecimiento, la fertilidad y el metabolismo. Las hormonas tienen la capacidad de influir en la función del sistema inmunitario, pueden afectar al uso de la energía e incluso alterar el comportamiento de una persona. Las hormonas pueden afectar directamente a la forma en que el cuerpo gestiona la energía. Las hormonas, a su vez, se ven afectadas por nuestro estilo de vida, como la dieta, el estrés, el ejercicio, la salud mental, etc.

Uso de la energía: Se ha descubierto que la contribución más importante al uso de energía del cuerpo la proporciona el metabolismo basal, que es la energía que se utiliza mientras se descansa. A menudo se considera un factor constante, que depende de la masa muscular y la edad de la persona. Pero la mayoría de la gente no tiene en cuenta el papel de las hormonas. Entre las diversas hormonas que intervienen en el organismo, la glándula tiroides desempeña un papel muy importante en el uso de la energía y el metabolismo basal.

Desequilibrio de la hormona tiroidea

La glándula tiroides funciona de forma diferente en cada persona. Esta es la principal razón por la que el metabolismo basal no puede considerarse un factor constante. La secreción de tiroxina (la principal hormona tiroidea) depende en gran medida de los niveles de estrés, los hábitos alimenticios y los horarios de ejercicio de una persona.

Una persona con una baja producción de tiroxina en el cuerpo, una condición conocida como hipotiroidismo, se encuentra con una sensación que le hace comer más de lo habitual y ralentiza el metabolismo, lo que puede conducir al aumento de peso. Por lo tanto, para que la glándula tiroides funcione bien, hay que tener un consumo decente de calorías. Tampoco debes reducir el consumo de carbohidratos en gran medida, ya que una disminución drástica de los mismos puede hacer que tu hormona tiroidea se desvíe. Otra forma de aumentar el metabolismo basal del cuerpo es creando masa muscular adicional.

Ingesta calórica recomendada: Según las Guías Alimentarias, entre el 45 y el 65 por ciento de las calorías diarias para todos los grupos de edad deben proceder de los hidratos de carbono. La cantidad total de calorías que se necesita cada día depende de la edad, el sexo, la altura, el peso y el nivel de actividad física. Las mujeres adultas suelen necesitar entre 1.600 y 2.400 calorías al día, mientras que los hombres adultos necesitan entre 2.000 y 3.000 calorías al día.

Un nivel bajo de testosterona afecta al crecimiento muscular y al peso

Cuando se ingiere energía, se debe tener la masa muscular adecuada para quemar la energía. Se ha descubierto que las hormonas están involucradas en la forma en que la energía se almacena en el cuerpo. La testosterona y la hormona del crecimiento garantizan que la energía se almacene en la masa muscular. Un nivel bajo de testosterona en el cuerpo suprime el crecimiento muscular y su mantenimiento, lo que conduce al aumento de peso. Esta deficiencia hormonal es más prominente y común en los hombres que en las mujeres. De hecho, la obesidad también provoca una baja producción de testosterona en el cuerpo, lo que se convierte en un círculo vicioso.

Un nivel bajo de estrógeno conduce al aumento de peso

El estrógeno, también conocido como la hormona sexual femenina, generalmente disminuye durante la perimenopausia y después de la menopausia. Los niveles bajos de estrógeno pueden provocar el almacenamiento de grasa y el aumento de peso, ya que el cuerpo no quema las calorías con eficacia. La deficiencia de estrógenos también causa insensibilidad a la leptina, como se ha demostrado en estudios con animales, lo que lleva a la ingesta de más calorías y a quemar menos, lo que provoca un aumento de peso.

Hormonas del hambre: Insulina, leptina y grelina

Los alimentos procesados que están disponibles hoy en día, con todos sus azúcares añadidos, sabores y conservantes, pueden alterar fácilmente las hormonas que afectan a nuestra hambre y saciedad. La insulina, la leptina y la grelina son las hormonas del hambre que naturalmente se ven afectadas e influenciadas por los hábitos alimenticios de las personas. Esto conduce a la ingesta de más y más calorías, lo que lleva a un aumento de peso o a la no pérdida de peso.

Insulina: La insulina es producida por el páncreas y es la hormona que almacena la grasa. Los niveles elevados de insulina pueden alterar el metabolismo y aumentar el hambre y los antojos, lo que conduce al aumento de peso.

Leptina: La leptina es producida por el tejido adiposo o las células grasas del cuerpo y es la hormona de la saciedad. Las personas resistentes a la leptina sufren un aumento de peso, ya que no se sienten saciadas fácilmente y acaban ingiriendo más calorías. Sin embargo, se necesitan más investigaciones para demostrar el papel de la leptina y la grelina en la obesidad.

Grelina: La grelina es producida por el tracto gastrointestinal y se sabe que regula el apetito. Esta hormona del hambre se segrega cuando el estómago está vacío. Aunque se ha descubierto que en las personas obesas, el nivel de la hormona estimulante del apetito grelina está disminuido, el papel de la grelina en el aumento de peso aún no está claro.

El cortisol también puede afectar a tu peso

El estrés provoca la liberación de la hormona del estrés, el cortisol. El exceso de cortisol en el cuerpo se asocia con comer en exceso, antojos y menos saciedad. Las investigaciones han descubierto que la alimentación inducida por el estrés conduce al aumento de peso en las personas, más aún en las mujeres.

Síntomas comunes del desequilibrio hormonal

Es habitual que las hormonas se desequilibren de vez en cuando. En las mujeres, el desequilibrio se produce durante los años previos a la menarquia y la menopausia. Para saber si está enfrentando un problema con sus hormonas, busque estos síntomas comunes:

En las mujeres

Fatiga
Insomnio
Aumento o pérdida de peso
Baja libido
Problemas digestivos
Cambios en el apetito
Depresión y ansiedad
Pérdida y adelgazamiento del cabello
Períodos irregulares
Infertilidad
Diabetes
Enfermedades del corazón
Osteoporosis

En los hombres

Aumento de peso
Fatiga
Insomnio
Ansiedad
Niebla cerebral
Depresión
Disminución del rendimiento sexual
Incapacidad de mantener la masa muscular
Diabetes
Enfermedades del corazón
Osteoporosis

¿Cómo abordar los problemas hormonales de peso?

Siga estas cinco estrategias de estilo de vida para equilibrar eficazmente sus hormonas:

Elabore un plan de alimentación que equilibre las hormonas. Consuma alimentos bajos en azúcar, ricos en fibra y grasas saludables. Evite el consumo de alimentos altamente procesados y de alimentos con alto contenido de azúcar en su dieta. De este modo, comerá de forma saludable, consumirá menos calorías de lo habitual y, además, mantendrá su intestino sano.

Elimine las toxinas del cuerpo a diario. Puedes beber té verde para deshacerte de las toxinas, impulsar el metabolismo y regular los niveles de insulina. De este modo, te aseguras de mantener un peso saludable y de prevenir el riesgo de diabetes.

Haga ejercicio todos los días para regular los niveles de insulina, cortisol y tiroides y prevenir el aumento de peso, la diabetes y las enfermedades del corazón. El ejercicio regular también mantiene la testosterona y el estrógeno bajo control. El bajo nivel de estrógenos provoca la aparición de grasa abdominal en las mujeres posmenopáusicas, por lo que hacer ejercicio es aún más importante a medida que se envejece. Aparte de una dieta sana, el ejercicio es la clave de la buena salud, ya que también estimula el metabolismo.

Limitar o evitar el consumo de alcohol. El alcohol induce el estrés en el cuerpo y libera cortisol en la sangre. Los niveles elevados de cortisol en la sangre pueden provocar grasa abdominal y aumento de peso.

Practica el yoga y la meditación, y duerme lo suficiente. El yoga y la meditación son terapias holísticas para la salud. Se ha demostrado que practicar yoga y meditar a diario reduce en gran medida el estrés. La disminución del estrés conlleva una reducción de la secreción de cortisol, lo que ayuda a mantener un peso saludable. La práctica regular de yoga, junto con una dieta sana y un sueño óptimo, ayuda a equilibrar las hormonas.

Recuerda que uno necesita obtener una composición física óptima en su cuerpo con respecto a sus hormonas. Las calorías, sin duda, juegan un papel importante, pero la ganancia y la pérdida de peso también dependen de cómo su cuerpo responde a la ingesta, el almacenamiento y el uso de las calorías. Y esta función está regulada principalmente por las hormonas, que son cruciales para mantener una buena salud.

Si crees que tienes algún tipo de desequilibrio hormonal, es recomendable que primero consultes con tu médico para que te dé el tratamiento adecuado.