Hábitos para un cerebro activo y sano durante toda la vida

A medida que envejecemos y el miedo a la demencia o la enfermedad de Alzheimer se hace más frecuente, nos preocupamos mucho más por el estado de nuestro cerebro y por cómo mantenerlo intacto. Sin embargo, un buen régimen cerebral debe empezar a una edad temprana y mantenerse durante toda nuestra vida.

Nuestro cerebro es el centro de mando de nuestro sistema nervioso. Tiene la tarea fisiológica de recibir información de nuestro cuerpo, interpretarla y guiarlo hacia una respuesta. Nuestro cerebro ayuda a realizar operaciones vitales como respirar, mantener la presión sanguínea y liberar sustancias químicas y hormonas que afectan a nuestro estado de ánimo y mucho más. Por lo tanto, es imperativo que nos centremos en un cuidado y tratamiento adecuados.

Mantener la salud del cerebro requiere

  • Alimentación nutritiva e ingesta de vitaminas.
  • Descanso adecuado.
  • Ejercicio físico.
  • Socialización.
  • Estimulación mental continua.

Durante el proceso de envejecimiento, empezamos a experimentar un declive mental creado por la alteración de las conexiones entre nuestras células cerebrales. La investigación ha demostrado varias formas de ayudar a nuestro cerebro a aumentar su vitalidad, crear reservas de células cerebrales y crear nuevas conexiones.

Claves para mantener un cerebro sano y activo

Seguir aprendiendo

Es importante realizar a diario actividades mentalmente estimulantes. Asegúrese de cambiar las actividades con una variedad de estímulos diferentes para que el cerebro continúe siendo desafiado intelectualmente. Los crucigramas son una buena opción, pero no suficiente.

Mantengamos nuestra mente en un estado constante de aprendizaje exponiéndola a nuevos estímulos. Recuerde que si utilizamos nuestra memoria la mantendremos despierta.

Sugerencias para estimular el cerebro:

  • Leer.
  • Escribir.
  • Videojuegos.
  • Puzzles.
  • Jugar a juegos.
  • Ejercicios de memoria.
  • Nuevo idioma.
  • Apúntate a algún curso.
  • Aprender diariamente una palabra nueva y deletrear las palabras visualizando primero.
  • Destreza con los dedos (tocar un instrumento musical, construir algo, tejer, etc.).

Socialice

La interacción social ayuda a evitar la depresión y el estrés, que pueden contribuir a la pérdida de memoria. Busque oportunidades para relacionarse con sus seres queridos, amigos y otras personas, sobre todo si vive solo. Las investigaciones relacionan la incomunicación con la atrofia cerebral, por lo que mantenerse socialmente activo puede tener el efecto contrario y reforzar la salud de su cerebro.

Las personas socialmente más activas, frente a las que se aíslan, envejecerán cognitivamente más despacio.

  • Apúntese a una actividad física (yoga, correr).
  • Únase a un grupo con intereses similares.
  • Rodéate de amigos y familiares positivos.

Ejercicio

Cuando hacemos ejercicio, nuestro cuerpo libera endorfinas, que crean sentimientos de euforia feliz y permiten a nuestro cerebro apoyar y prevenir la degeneración de la zona del hipocampo del cerebro (la parte del aprendizaje y la memoria).

El ejercicio ayuda a aumentar el nivel de pensamiento, lo que repercute positivamente en nuestra capacidad para aprender y rendir mejor, mentalmente.

El ejercicio cardiovascular puede ayudar a crear nuevas células cerebrales llamadas neurogénesis. Un entrenamiento duro puede aumentar las proteínas derivadas del cerebro que se cree que ayudan a tomar decisiones, pensar y aprender.

También es un gran reductor del estrés, que es saludable para nuestro estado mental y la función cerebral.

Nutrición sana

Un estudio demostró que las personas con niveles más altos de nutrientes tendían a puntuar más alto en las pruebas cognitivas.

Una dieta nutritiva es importante para el buen cuidado de nuestra mente y para un envejecimiento saludable. Hay una serie de vitaminas que también facilitan este proceso. Puedes consumirlas en una dieta equilibrada o tomarlas en forma de suplemento.

Folato: El ácido fólico está relacionado con la producción de neurotransmisores y hormonas que nos hacen sentir bien. Unos niveles bajos pueden dejarnos con depresión, ansiedad, irritabilidad, falta de memoria y algo de fatiga. Se ha demostrado que el folato con vitamina B12 ayuda a ralentizar el deterioro mental en pacientes que presentan síntomas. El folato puede encontrarse en verduras de hoja verde, judías, espárragos, cereales integrales, salmón, aguacate, etc.

Vitamina D: Existen receptores de vitamina D en nuestro cerebro en los que la vitamina ayuda a eliminar una placa o depósito de proteínas que aparece en los cerebros con Alzheimer. Los niveles bajos de vitamina D también se han relacionado con la demencia. Se puede encontrar en pescados grasos, zumo de naranja, leche enriquecida, cereales, etc.

Antioxidantes: La vitamina C y E combaten el estrés oxidativo y los radicales libres, que se han detectado en pacientes con Alzheimer. Los alimentos con vitamina E son las semillas, los frutos secos, los cereales integrales, los aceites vegetales, las verduras de hoja verde, etc. La vitamina C se encuentra en algunas frutas y verduras como los cítricos, el kiwi, las bayas, el brécol, los pimientos, etc.

Dieta mediterránea

La dieta desempeña un papel importante en la salud del cerebro. Considere la posibilidad de seguir una dieta mediterránea, que hace hincapié en los alimentos de origen vegetal, los cereales integrales, el pescado y las grasas saludables, como el aceite de oliva. Incorpora menos carne roja y sal que una dieta típica.

Los estudios demuestran que las personas que siguen al pie de la letra una dieta mediterránea tienen menos probabilidades de padecer Alzheimer que las que no la siguen. Se necesitan más investigaciones para determinar qué partes de la dieta ayudan más a la función cerebral. Sin embargo, sabemos que los ácidos grasos omega presentes en el aceite de oliva virgen extra y otras grasas saludables son vitales para que las células funcionen correctamente, parecen disminuir el riesgo de enfermedad coronaria, aumentan la concentración mental y ralentizan el deterioro cognitivo en los adultos mayores.

Dormir

Es muy importante tener un sueño reparador porque es un momento muy activo para el desarrollo y la capacidad de funcionamiento de nuestro cerebro. Nuestro sueño REM (movimientos oculares rápidos) comienza a disminuir a medida que envejecemos y esto puede desempeñar un papel importante en la forma en que procesamos las cosas, recordamos y funcionamos. La fase REM ocupa alrededor del 25% de nuestro sueño normal. Si no dormimos lo suficiente, nos cansamos en exceso, nos sentimos agotados y mentalmente rezagados. Un adulto medio necesita dormir entre 7 y 8 horas por noche.

Siestas: Dormir una siesta de 20-30 minutos durante el día puede ser tan eficaz como dormir una noche entera. El mejor momento es justo después de comer, es la hora más fácil para conciliar el sueño y obtener un beneficio de sueño profundo.

Incorporar estos hábitos beneficiosos a nuestras vidas aumentará nuestra claridad mental y bienestar emocional, creando un centro de mando mucho más eficaz y una vida saludable.