Hábitos de vida que conducen a la cirrosis hepática
La cirrosis hepática es la última fase de las enfermedades crónicas (continuas) del hígado. Se define como el desarrollo de nódulos generalizados en el hígado y fibrosis. La fibrosis se produce cuando el tejido cicatricial se acumula en exceso, como resultado de la inflamación continua y la muerte de las células hepáticas. El tejido cicatricial sustituye al tejido hepático normal y sano, impidiendo que el hígado funcione como debería.
El hígado es responsable de llevar a cabo varias funciones esenciales, algunas de las cuales son la desintoxicación de sustancias nocivas del organismo, la depuración de la sangre y la producción de nutrientes vitales. Cuando hay cirrosis, el hígado empieza a perder la capacidad de realizar sus funciones más esenciales. Si no se trata pronto, este órgano vital acabará fallando por completo, poniendo al paciente en riesgo de muerte.
Una enfermedad hepática crónica tarda años, incluso décadas, en convertirse en cirrosis. Por desgracia, la cirrosis hepática no tiene cura, y la mejor forma de prevenirla es diagnosticar y tratar la enfermedad hepática crónica lo antes posible.
Hábitos de vida que conducen a la cirrosis hepática
He aquí algunos hábitos de vida que conducen a la cirrosis hepática, potencialmente mortal.
Beber demasiado o con demasiada frecuencia
Consumir cantidades incontrolables de alcohol es la causa más común de cirrosis y cicatrización hepática (fibrosis). Para algunos de nosotros, se trata de una o dos copas de vino como forma de relajarse después de un ajetreado día de trabajo. A veces, el estrés de una carrera ajetreada también influye en nuestros hábitos de consumo de alcohol. Para muchos otros, es parte de ir a discotecas y reuniones de fin de semana y soltarse la melena. Aunque no tengamos el hábito de beber demasiado, muchas veces nos dejamos llevar por la presión de grupo.
El alcohol es especialmente peligroso para el hígado porque cuando éste lo metaboliza, los componentes resultantes, principalmente el acetaldehído, son muy tóxicos y perjudiciales. Más del 90% de las personas que beben en exceso desarrollan hígado graso, un tipo de enfermedad hepática. Sin embargo, sólo el 20% desarrollará una enfermedad hepática alcohólica más grave y cirrosis hepática.
Hay formas de controlar las ganas de beber tan a menudo
- Ayuda profesional – Si eres alcohólico, acude a un profesional que pueda ayudarte a superar esta adicción. Fíjese un objetivo y sea persistente en su deseo de reducir el consumo de alcohol.
- Nada de alcohol en casa – Evita tener alcohol en casa. Lo más probable es que te dé pereza salir a comprarte una copa cuando llegues a casa del trabajo.
- Evita la presión de los amigos – Y lo que es más importante, intenta evitar los grupos de amigos que beben mucho, ya que es comprensible que quieras volver a las andadas cuando veas que tus amigos lo hacen.
Exposición a la hepatitis
Se trata de una inflamación del hígado y suele estar causada por un virus. La hepatitis A, la hepatitis B y la hepatitis C son las formas más comunes, de las cuales la hepatitis B y C crónicas pueden causar cirrosis hepática. La hepatitis B se transmite de una persona a otra a través de fluidos corporales como la sangre y el semen. Mientras que la hepatitis C se produce por contacto de sangre a sangre. Las personas que padecen hepatitis C crónica suelen tener una probabilidad entre cuatro de desarrollar cirrosis hepática. Este virus ataca básicamente al hígado y, si no se trata pronto, acabará provocando inflamación y daños crónicos en el hígado.
Qué puede hacer para evitar contraer la hepatitis
- Evita las relaciones sexuales sin protección – No está de más mantener relaciones sexuales responsables. Asegúrate de que tanto tú como tu pareja os hacéis la prueba de la hepatitis B. En caso de que seas alguien que tiene hepatitis B, sé sincero al respecto con tu pareja para que se haga la prueba. Si su pareja no ha declarado la hepatitis B y no es inmune a ella, se recomienda una vacuna llamada inmunoglobulina contra la hepatitis B. Esta vacuna actúa como un anticuerpo, por lo que se administra rápidamente. Funciona como un anticuerpo, combatiendo rápidamente la infección. También puede administrarse a una pareja que haya estado expuesta a cualquiera de sus fluidos corporales en las dos semanas siguientes a la exposición para combatir la infección. Incluso después de vacunarte, asegúrate de utilizar siempre preservativo.
- Abandona el consumo de drogas – Si crees que eres víctima del consumo de drogas, considera la terapia, los medicamentos y otros métodos disponibles para ayudarte a abandonar o reducir el consumo de drogas. Consulta a un consejero o a un médico sobre el tratamiento del abuso de sustancias. En caso de que tengas que seguir utilizando agujas, asegúrate de utilizar siempre agujas nuevas. Limpia tus agujas con lejía sólo cuando no encuentres nuevas y, cuando hayas terminado, asegúrate de desecharlas adecuadamente.
- Agujas esterilizadas para tatuarte – Si quieres hacerte un tatuaje o un piercing, no te dejes seducir por salones de tatuaje pequeños y poco limpios que te ofrecen servicios más baratos. Siempre es aconsejable hacer una investigación previa sobre el tatuador, comprobar si los instrumentos utilizados están bien esterilizados e insistir firmemente en que se utilice una aguja nueva. En ningún caso debe conformarse con una aguja que haya sido utilizada anteriormente.
Demasiada comida rápida
Comer comida rápida a diario no sólo es malo para la cintura, sino que puede tener un efecto devastador en el hígado, de forma sorprendentemente similar a la hepatitis.
La cantidad de grasas saturadas e insaturadas, glutamato monosódico y jarabe de maíz con alto contenido en fructosa que contienen alimentos como las patatas fritas, el pollo frito, las hamburguesas y las pizzas conduce a la acumulación de la enfermedad del hígado graso no alcohólico. En este caso, el exceso de grasa se acumula en forma de una cantidad desorbitada de triglicéridos en el hígado, que ocupan más del 5% de las células hepáticas. Esto significa que la grasa constituye el 5% del peso del hígado en comparación con el estado normal (en el que apenas hay grasa presente en el hígado). ¿Cuál es el resultado? Una lesión grave de las células hepáticas debido a la grasa, que además provoca inflamación y fibrosis. Además del riesgo de insuficiencia hepática, también aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de hígado o disfunción hepática completa.
Cómo evitar el hígado graso
La buena noticia es que el hígado graso es una afección reversible (siempre que se detecte en las primeras fases) que puede resolverse con un cambio de conducta.
- Lleve una dieta equilibrada y sana: el hígado convierte un exceso de carbohidratos en grasa. Intente evitar el pan, la pasta, el arroz, los cereales de desayuno y las patatas. Intente evitar el exceso de alcohol, ya que el hígado también lo convierte en grasas. Las frutas y verduras, tanto cocidas como crudas, pueden ayudar a limpiar y reparar el hígado y a restaurar su capacidad para atrapar y eliminar más grasas y toxinas del torrente sanguíneo (si tienes el azúcar alto o resistencia a la insulina, es mejor limitar el consumo de fruta a 2 raciones al día). El consumo de proteínas en cada comida es importante porque contribuye a mantener estable el nivel de azúcar en sangre, ayuda a perder peso y reduce la sensación de hambre. Incorpora a tu dieta huevos, aves, marisco, carne, frutos secos, semillas, proteína de suero en polvo, legumbres y productos lácteos. Dado que una dieta equilibrada exige también una cierta cantidad de grasas saludables, puedes considerar incluir aceite de oliva, pescado azul, semillas de lino, aceite de coco, frutos secos crudos y semillas.
- Ejercicio – Es importante hacer ejercicio con regularidad. No tienes que correr maratones, pero un trote rápido o una caminata a paso ligero e incluso algunos estiramientos simples pueden recorrer un largo camino si decides ser disciplinado al respecto.
- Tónico hepático – También puede elegir un buen tónico hepático para promover la reparación de las células hepáticas dañadas y facilitar la quema de grasa y la capacidad de desintoxicación del hígado. Sin embargo, no tome su propia decisión a la hora de comprar tónicos para el hígado. Consulte primero a su médico y vea qué le recomienda para su dolencia.
Es importante recordar que no se trata de una cura de la noche a la mañana, sino de algo que dará sus frutos sólo después de meses, incluso años de disciplina. Consulte a un médico para que le ayude en este proceso, y acuda a amigos íntimos y familiares para que le animen a seguir por el buen camino. Adaptar un estilo de vida más saludable no sólo le ayudará a revertir los efectos de la cirrosis hepática en fase inicial a largo plazo, sino que también le hará sentirse más en forma y positivo consigo mismo.