Factores ambientales de la obesidad que debes conocer

Es fin de semana y estás viendo la última serie de televisión. La historia es tan apasionante que no te apetece levantarte a preparar la comida. ¿Por qué no pedir una hamburguesa o una pizza grande, con queso y jugosa, y un refresco grande para acompañarla? Por supuesto, los fines de semana puedes darte un respiro. Pero, ¿es consciente de que acaba de ceder a algunas de las opciones de estilo de vida más frecuentes hoy en día, causantes de la obesidad?

Aunque algunos de nosotros somos genéticamente propensos a la obesidad, los expertos afirman que la actual «epidemia» de obesidad tiene más que ver con factores ambientales y de comportamiento que con factores biológicos o genéticos. La OMS define el medio ambiente en relación con la salud como «todos los factores físicos, químicos y biológicos externos a una persona, y todos los comportamientos relacionados».

En pocas palabras, factores ambientales como el clima, la disponibilidad y variedad de alimentos, el grado de contaminación del aire, el agua, los cultivos y el hogar, la flora y la fauna y las infraestructuras influyen en nuestro estilo de vida y comportamiento: dónde vivimos, qué comemos, a qué nos dedicamos, cómo viajamos, cómo nos vestimos, qué hacemos para divertirnos y cómo dormimos. Todos estos factores de estilo de vida y comportamiento influyen en nuestra salud. La obesidad también depende de estos factores. Echemos un vistazo a 3 de estos factores ambientales y de estilo de vida de la obesidad.

Falta de actividad física

Uno de los factores ambientales más comunes de la obesidad es la falta de actividad física. Dado que la raza humana ha pasado de la era agrícola a la industrial y, en la actualidad, a la digital, nuestro modo de trabajo ha cambiado del duro trabajo en campo abierto a trabajos sedentarios frente al ordenador. Esto ha reducido drásticamente nuestra actividad física, ya que pasamos más tiempo sentados.

No realizamos actividades físicas como ejercicios regulares o incluso caminar. Admitámoslo, para ahorrar tiempo, preferimos ir en coche a todas partes, aunque la distancia sea corta.

La mayoría preferimos coger el ascensor o las escaleras mecánicas en la oficina, los centros comerciales y otros lugares en vez de subir por las escaleras, aunque no tengamos ningún problema de salud.

Preferimos hacer la compra de alimentos, ropa e incluso medicinas por Internet para no tener que desplazarnos hasta los grandes almacenes y rebuscar en las estanterías. Es innegable que así ahorramos tiempo. Pero también significa que renunciamos a la poca actividad física que podemos hacer después de un día de trabajo agotador en la oficina.

Utilizar las escaleras en lugar de los ascensores, pasear por el parque y evitar el uso de vehículos para distancias cortas son algunas de las formas más sencillas de asegurarnos de que nuestro cuerpo realiza algún tipo de ejercicio.

La obesidad infantil también es un problema creciente. Una de las razones es el interés de los niños por ver la televisión o jugar a videojuegos en lugar de realizar actividades al aire libre como jugar al fútbol o ir al parque.

Si tienes un amigo peludo, deja que tus hijos lo saquen a pasear. Juegue con sus hijos a un juego al aire libre los fines de semana, vayan a nadar juntos o llévelos de excursión. El vínculo paterno-filial que se refuerza con ello será una ventaja añadida.

  • Suba por las escaleras y deje de lado el ascensor. No cojas el coche si puedes ir andando. Haz actividades al aire libre con tus hijos y mascotas los fines de semana.

La atracción de los restaurantes de comida rápida y la publicidad alimentaria

Los entornos alimentarios importan. Un estudio del NHS consiguió relacionar la obesidad con la distribución demográfica de los establecimientos de comida rápida en varios barrios de Gran Bretaña. Así, si vives en un lugar con muchos locales de comida rápida, después de un ajetreado día de trabajo, es posible que prefieras saltarte la cocina y comer en esos restaurantes porque la comida es barata, sabrosa y fácil de conseguir.

Estos alimentos son ricos en calorías, pero pobres en los nutrientes que el cuerpo necesita. Además, engordan y provocan sobrepeso y obesidad.

La forma más fácil de evitarlo es cocinar comidas fáciles y conservables en casa los fines de semana o preparar con antelación las comidas de los días laborables. Pero asegúrate de darte un capricho de vez en cuando para no cansarte de comer sano y abandonar a mitad de tu programa de adelgazamiento.

Tanto los niños como los adultos se ven influidos por los anuncios de alimentos que se emiten por televisión. Un estudio demuestra que la publicidad de alimentos influye enormemente en los comportamientos alimentarios. La influencia es mucho mayor que la preferencia de marca. En este estudio, los niños comían un 45% más cuando estaban expuestos a anuncios de comida.

No puedes evitar los anuncios si no vives en la caverna, pero sí puedes controlar tus pautas alimentarias. Si a ti o a tu hijo os gusta picar mientras veis la tele, ten a mano tentempiés saludables. Llena cuencos pequeños y come despacio.

  • Reserva algo de tiempo el fin de semana para preparar comidas fáciles de cocinar y guardar. Pica las verduras de antemano y guárdalas en recipientes herméticos. Guarda los tentempiés de toda la semana en bolsas ziploc.
  • Come palitos de zanahoria con una salsa de hummus mientras ves la tele; sustituye la tarrina de helado por un bol de yogur con una guarnición de fruta.

Bajo nivel socioeconómico

¿Has pensado alguna vez que tu riesgo o propensión a la obesidad también puede depender de tu estatus socioeconómico? Su «estatus socioeconómico» se refiere a su situación con respecto a los demás en función de características como los ingresos, las cualificaciones, el tipo de ocupación y el lugar donde vive.

Aunque naturalmente asociamos la obesidad con la riqueza, los estudios demuestran que las personas con un estatus socioeconómico más bajo son cada vez más vulnerables a la obesidad debido a su dieta y a la falta de actividad física.

Sus dietas son más ricas en carbohidratos y grasas saturadas, que suelen ser más baratas que las verduras y frutas frescas, los cereales integrales y la fibra. Su lugar de residencia también puede darles un acceso limitado o nulo a parques, gimnasios o pistas de footing, lo que se traduciría en una baja actividad física, especialmente en los niños.

El bajo nivel socioeconómico también suele ir ligado a un bajo nivel educativo. Esto, a su vez, se traduciría en una escasa o nula concienciación sobre la necesidad de una nutrición y unas actividades físicas adecuadas. Esta tendencia es más pronunciada en las mujeres. Entre los hombres, sin embargo, la educación no parece ser un factor, y los hombres con mayores ingresos son más propensos a la obesidad. Esto puede deberse a que el vínculo entre obesidad y estatus socioeconómico no siempre es lineal. La raza y la etnia también influyen.

Los programas de concienciación sobre la elección adecuada de alimentos y hábitos alimentarios pueden prevenir la obesidad entre la población de nivel socioeconómico bajo. Los alimentos nutritivos no siempre son caros. Del mismo modo, sus niveles de actividad física no deben depender de las instalaciones de un gimnasio o de una pista de footing.

  • Incluso si no tiene acceso a gimnasios, pistas de footing o aparatos de gimnasia, pruebe a hacer ejercicios cardiovasculares y de fuerza en casa, utilizando su propio peso corporal.

Nuestro entorno, estilo de vida y hábitos alimentarios dependen de lo sanos que estemos y están estrechamente relacionados con la obesidad. Unas actividades físicas adecuadas y el consumo de alimentos sanos son importantes para mantenerse sano.