Estilos de crianza que pueden crear hijos narcisistas

Los niños son el mayor regalo que Dios hace a una familia. A menudo aprenden más de cómo se comportan sus padres que de lo que éstos les enseñan. Por lo tanto, los rasgos de carácter que poseen los padres y la forma en que éstos tratan a sus hijos tienen un gran impacto en su futuro.

Un amor propio adecuado es importante para que todo individuo experimente felicidad y emociones positivas. El amor propio también reflejará cómo te tratan los demás. Sin embargo, cuando este amor propio crece en exceso y el individuo se obsesiona consigo mismo, se convierte en un narcisista.

El narcisismo es la implicación excesiva en uno mismo y la falta de preocupación por los demás. La investigación ha demostrado que existe un vínculo entre los estilos de crianza y el desarrollo del narcisismo en los niños. Lo que ocurre en la primera infancia tiene un gran impacto en cómo serán los niños en el futuro. Por lo tanto, los estilos de crianza poco saludables pueden provocar un trastorno narcisista de la personalidad a largo plazo.

Examinemos estos estilos de crianza poco saludables que pueden crear niños narcisistas.

Estilos de crianza que pueden crear niños narcisistas

Amor condicional

Los padres que tienden a expresar su amor sólo cuando el niño es el primero de la clase o consigue el primer puesto en competiciones y otras actividades no se dan cuenta de que están expresando un amor condicional. Los padres de este tipo de comportamiento tienden a deshacerse en elogios y a mostrar preocupación sólo cuando el niño consigue algo y, cuando no, se convierten en una decepción.

Los niños sometidos a este tipo de crianza se sienten inseguros respecto al amor de sus padres. Para los niños, ganar y perseguir el éxito se convierte en una necesidad, no por la alegría de conseguir algo, sino para sentirse seguros del lugar que ocupan en el corazón de sus padres. A la larga, como adultos, tienden a asociar el éxito con la felicidad y no podrán ser felices a menos que consigan algo materialista.

Falta de empatía y preocupación

La empatía, la calidez y el apoyo de los padres ayudan al niño a sobrevivir psicológicamente. La falta de afecto y preocupación por el niño es un rasgo de la crianza autoritaria. Los padres autoritarios ejercen un fuerte control sobre sus hijos y expresan muy poca calidez y preocupación.

Una crianza autoritaria que implique falta de empatía causará frustración crónica en los niños. Esto conducirá a una baja autoestima, depresión, necesidad de explotación y un sentido de derecho asociado con el narcisismo inadaptado.

Devaluación

En este tipo de crianza, hay un progenitor que suele enfadarse con facilidad y tiene grandes expectativas puestas en el niño. El progenitor devalúa constantemente los logros de su hijo y lo menosprecia a una edad muy temprana. Si el progenitor tiene dos o más hijos, tiende a elogiar a uno y desvalorizar a los demás, lo que puede cambiar inmediatamente: el «bueno» se convierte en el «malo» y viceversa.

Los niños sometidos a este tipo de crianza crecerán humillados y siempre tendrán la necesidad constante de demostrar que son especiales para sí mismos, para sus padres y para el mundo.

Sobrevaloración y exceso de indulgencia

Es todo lo contrario del progenitor devaluador. En este tipo, el progenitor tiende a elogiar en exceso al niño por sus talentos y lo pone en un pedestal, sin criticarlo casi nunca. Los padres que siguen este tipo de crianza tampoco imponen las restricciones necesarias a su hijo.

Cuando los padres elogian en exceso a su hijo por sus logros, se lo merezca o no, hacen que el niño desarrolle un sentido de grandiosidad o de derecho que es fundamental para el narcisismo. A menudo, los hijos de este tipo de crianza crecen siendo inmaduros y con escaso autocontrol y confianza en sí mismos.

Los expertos afirman que se ha comprobado que la crianza autoritaria produce los rasgos, características y rasgos más positivos de la personalidad, logrando un individuo psicológicamente más equilibrado que otros estilos de crianza. Este tipo de crianza ofrece al niño suficiente calidez, empatía y apoyo, al tiempo que se le critica cuando lo hace mal.

El narcisismo sano es un subproducto de la crianza autoritaria. Los niños crecen y se convierten en individuos maduros con buenos valores morales. Este estilo de crianza también fomenta un sentido sano de sí mismo y, a la larga, ayuda al niño a satisfacer sus necesidades emocionales sin depender totalmente de sus padres.