Efectos de la depresión en el cerebro

La depresión es una enfermedad mental que afecta a millones de personas en todo el mundo. Además de sumir a la persona en un estado de ánimo sombrío y abatido, también causa daños permanentes en el cerebro. Cambia la forma física del cerebro, lo que provoca cambios importantes en el comportamiento y la cognición. La depresión afecta principalmente a tres áreas del cerebro, que controlan la memoria y la concentración. Casi el 20% de los pacientes con depresión nunca se recuperan del todo. El daño cerebral se produce debido a la depresión persistente en lugar de ser un factor predisponente de la misma. La depresión afecta al hipocampo, la amígdala y el córtex prefrontal del cerebro. He aquí los efectos de la depresión en el cerebro.

Hipocampo

Órgano vital situado en el centro del cerebro, el hipocampo genera rápidamente nuevas conexiones entre las células. Almacena recuerdos y regula la producción de una hormona llamada cortisol. El cuerpo libera cortisol en momentos de depresión y estrés físico y mental. Los acontecimientos estresantes o un desequilibrio químico en el organismo pueden provocar cantidades excesivas de cortisol, lo que complica aún más la enfermedad. El exceso de cortisol en el organismo está relacionado con la obesidad, que da lugar a numerosas enfermedades. En un cerebro sano, las neuronas (células cerebrales) se producen durante toda la vida adulta de una persona en el hipocampo. Pero, entre las personas con Trastorno Depresivo Mayor, la exposición prolongada a niveles elevados de cortisol reduce la producción de nuevas neuronas y hace que las neuronas del hipocampo se reduzcan.

Utilizando datos de resonancia magnética cerebral de casi 9.000 personas de todo el mundo, un equipo internacional de investigadores observó que las personas que sufrían ataques recurrentes de depresión también tenían un hipocampo más pequeño.

La relación entre la depresión grave y el hipocampo es tóxica. La duración de la depresión pasada deteriora el rendimiento de la memoria, lo que apunta a un vínculo tóxico entre depresión y cognición. Esto exige que se aborde urgentemente el problema de la depresión para la salud pública.

Amígdala

La amígdala es responsable de respuestas emocionales como el placer y el miedo. En las personas con trastorno depresivo mayor, debido a la exposición continua a altos niveles de cortisol, la amígdala se agranda y se vuelve más activa. Una amígdala agrandada e hiperactiva, combinada con una actividad anormal en otras partes del cerebro, provoca alteraciones en los patrones de sueño y actividad. También hace que el organismo libere cantidades irregulares de hormonas y otras sustancias químicas en el cuerpo, lo que provoca complicaciones adicionales.

Corteza prefrontal

El córtex prefrontal está situado en la parte frontal del lóbulo frontal. Es responsable de diversos comportamientos complejos, regula las emociones, toma decisiones, planifica, forma recuerdos y contribuye en gran medida al desarrollo de la personalidad. La producción excesiva de cortisol hace que el córtex prefrontal se reduzca.

Los lóbulos frontales son mucho más grandes que el hipocampo. El estudio que observó el encogimiento en ambas áreas concluyó que el lóbulo frontal sufre los mismos cambios que el hipocampo. Los lóbulos frontales también están directamente implicados en la gestión de las reacciones emocionales y la concentración de la atención. El encogimiento de los lóbulos frontales es tan crítico como el del hipocampo.

¿Puede ser el cortisol el culpable?

Los investigadores reconocen el hecho de que los niveles elevados de cortisol desempeñan un papel crucial en la modificación de la estructura física y las actividades químicas del cerebro, desencadenando la aparición del Trastorno Depresivo Mayor. En circunstancias normales, los niveles de cortisol alcanzan su máximo durante el día y disminuyen por la noche. En las personas con Trastorno Depresivo Mayor, los niveles de cortisol están siempre elevados, incluso por la noche.

¿Puede ayudar la meditación?

La meditación es un método poderoso para superar la depresión y ayudar al cerebro a recuperarse del daño causado por la depresión. Las investigaciones han demostrado que la meditación puede aumentar la densidad del cerebro.