Cuáles son los síntomas físicos de la ansiedad

La ansiedad puede abrumar y consumir a una persona y manifestarse de diversas maneras. Los síntomas de la ansiedad varían de una persona a otra y una misma persona puede experimentar múltiples síntomas. Esto hace que sea difícil diagnosticarla a tiempo y correctamente. Los ataques de ansiedad pueden ser una experiencia muy traumática y también bastante confusa de explicar a los demás. Los médicos también pueden atribuir incorrectamente estos síntomas físicos a enfermedades asociadas y omitir la ansiedad en el diagnóstico. Veamos, pues, algunos de los síntomas físicos más frecuentes en las personas con trastorno de ansiedad.

Síntomas físicos comunes en la ansiedad

Aumento del ritmo cardíaco

Las personas que experimentan ataques de pánico o ansiedad siempre se quejan de un latido en el corazón o falta de aliento y dolor en el pecho. Muchos de ustedes habrán experimentado que su corazón late mucho más rápido cuando sienten pánico. Se trata de una respuesta muy normal del organismo para resolver la situación lo antes posible. Pero para quienes padecen ansiedad, estos síntomas son demasiado frecuentes y pueden resultar bastante alarmantes y peligrosos. Como resultado, sienten náuseas e incluso a veces pueden caer inconscientes. A menudo, estos síntomas se confunden con los de un ataque al corazón.

Convulsiones

Diferenciar entre las crisis inducidas por el estrés y las crisis epilépticas puede resultar complicado. En las crisis relacionadas con la ansiedad, el estrés envía señales al cerebro junto con una sensación de pánico y ansiedad. Esto induce ataques epilépticos, que pueden provocar vómitos y dolores de cabeza. El estrés psicológico también es un factor subyacente en las personas diagnosticadas de ansiedad. El control del estrés junto con medicación para controlar las crisis puede ser un tratamiento eficaz. La meditación y el ejercicio también han demostrado ser eficaces a largo plazo para controlar el factor del estrés.

El control del estrés junto con la medicación para controlar las crisis puede ser un tratamiento eficaz. La meditación y el ejercicio también han demostrado ser eficaces a largo plazo para controlar el factor del estrés.

Insomnio

Quienes padecen un trastorno de ansiedad tienen dificultades para conciliar el sueño debido a los cambios de humor y al constante aluvión de pensamientos negativos que les rodean. En consecuencia, el insomnio es un síntoma común del trastorno de ansiedad. Controlar tanto el insomnio como la ansiedad es vital para reducir los niveles de estrés mental.

Pasar horas sin dormir y fluctuar entre diferentes estados mentales al mismo tiempo puede ser agotador física y mentalmente. Estas personas tienden a gastar más energía hasta el punto del agotamiento, con la mente constantemente pensando y confundiéndose. Ejercicios como el yoga y la meditación pueden reducir los niveles de estrés y volver a poner en orden la rutina del sueño.

Sudoración profusa y manos frías

Cuando entran en pánico, las personas con ansiedad a menudo sudan profusamente y sienten un rápido escalofrío que recorre los nervios. La sensación de frío en las manos es una respuesta del sistema nervioso inducida por el estrés. Cuando el cuerpo reacciona ante el miedo, la descarga de adrenalina hace que el corazón lata más deprisa. Las arterias se contraen y otras partes del cuerpo extraen sangre de las manos y los pies para atender la situación de pánico. Por eso las manos se sienten más frías y las glándulas sudoríparas se activan para expulsar el calor acumulado en el cuerpo. Estas condiciones pueden resolverse cuando la fuente subyacente de ansiedad se atiende con la medicación y los procedimientos pertinentes.

Libido reducida

La ansiedad puede reducir el deseo sexual debido a la naturaleza abrumadora del trastorno. Los sentimientos de baja autoestima, soledad y autocompasión no facilitan las relaciones sanas ni la actividad sexual positiva. Un diagnóstico precoz y un tratamiento sistemático y definido pueden aliviar estos síntomas y mejorar la calidad de vida a largo plazo.

El trastorno de ansiedad es muy similar a cualquier otra enfermedad, pero se diferencia en que es un problema tanto del cuerpo como de la mente y los síntomas difieren de una persona a otra. Un diagnóstico precoz seguido de las opciones de tratamiento adecuadas, como antidepresivos y prácticas como yoga, meditación y ejercicios para el cuerpo y la mente, pueden mejorar la calidad de vida y reducir los síntomas.