Cosas que pueden causar dolor durante las relaciones sexuales en las mujeres

El dolor durante las relaciones sexuales (también llamado dispareunia) es un problema común que suele ser causa de mucha frustración y ansiedad. Es mucho más frecuente entre las mujeres que entre los hombres. Las causas son numerosas y variadas, pero lo bueno es que se está reconociendo como un problema médico con opciones de tratamiento. Si eres una mujer que experimenta dolor durante el coito, sigue leyendo para ver si puede estar causado por alguno de estos factores. Estos son algunos aspectos que pueden causar dolor durante el coito.

Menopausia

La menopausia viene acompañada de una disminución de los niveles de estrógeno. Esto se traduce en una reducción de la lubricación y en relaciones sexuales dolorosas. No es de extrañar que las mujeres experimenten una reducción de la libido después de la menopausia.

Píldoras anticonceptivas

Las píldoras anticonceptivas hormonales a veces pueden imitar los efectos a los que se enfrentan las mujeres posmenopáusicas. Normalmente, esto se traduce en una menor lubricación.

Problemas cutáneos

A veces puede deberse a cosas como verrugas, granos o incluso infecciones por pelos encarnados. Si estas afecciones se agravan, pueden provocar dolor durante el coito. La dermatitis de contacto también es una posibilidad, ya que la vulva puede ser sensible a productos perfumados y jabones. Suelen ser fáciles de tratar.

Vaginismo

El vaginismo es una afección que provoca espasmos y tensión de los músculos vaginales. A veces, es el resultado de un traumatismo sexual o físico previo. En otros casos, se trata simplemente del miedo a las relaciones sexuales y al dolor esperado. A menudo, el tratamiento implica una evaluación psicológica y biorretroalimentación como forma de recuperar el control del cuerpo y de lo que hace.

Medicación

Ciertos tipos de medicamentos, como los antialérgicos, pueden tener el mismo efecto de reducir la lubricación natural.

Penetración profunda

Si una mujer tiene problemas con el cuello uterino o el útero (normalmente se traduce como «infección»), cualquier tipo de penetración profunda puede causarle dolor. Si experimentas esto, asegúrate de que te examine un médico.

Lesión

Las relaciones sexuales poco después del parto o de una intervención quirúrgica pueden ser dolorosas porque el canal vaginal aún está cicatrizando. Se recomienda que las mujeres esperen 6 semanas después de dar a luz antes de volver a tener relaciones sexuales.

Infecciones vaginales

Las infecciones por hongos y la vaginosis bacteriana pueden causar dolor al día siguiente de mantener relaciones sexuales. Si te ocurre esto, vale la pena que te examine un médico.

Vulvodinia

Se trata de una afección dolorosa crónica sin causa aparente. A veces se atribuye a problemas nerviosos, pero es raro encontrar una causa subyacente clara. Existen algunos tratamientos que facilitan el control del dolor.

Cosas que hay que recordar

El sexo no tiene por qué doler. Contrariamente a lo que nos dicen la sociedad y los medios de comunicación, el sexo no tiene por qué ser una experiencia dolorosa para las mujeres. Con la suficiente conciencia y comunicación durante el sexo, puede ser una experiencia placentera para ambos. Hombres, prestad atención cuando las mujeres pidan movimientos más lentos y suaves.

Esto es para los hombres. Entra despacio. Siempre que haya penetración, tómatelo con calma. Una penetración suave y abundante lubricante ayudará a reducir la probabilidad de dolor durante el proceso.

Dedica tiempo a los preliminares. Es una buena regla general dedicar al menos 30 minutos a los preliminares antes de intentar la penetración. Besa, abraza, acaricia y practica sexo oral. Mujeres, aprended a saber cuándo estáis sexualmente excitadas. Ser consciente de las distintas sensaciones, combinado con la experimentación, puede ayudarte a comprender qué es lo que te excita.

Habla con tu médico si ninguno de estos consejos funciona. La mayoría de los problemas enumerados en este artículo pueden tratarse. Otros son afecciones más crónicas que se tratan con otros métodos como la meditación o los ejercicios pélvicos.