Cómo las emociones están arruinando tu salud intestinal

Durante décadas, nuestra comprensión del sistema digestivo se basaba en cómo descomponía y absorbía los alimentos que comíamos y era completamente independiente del cerebro. Pero una y otra vez se ha demostrado que estos dos órganos están interconectados. Nuestro sistema digestivo es mucho más delicado, complejo y potente de lo que suponíamos. El intestino podría incluso influir en nuestras emociones básicas, sensibilidad al dolor e interacciones sociales y guiar muchas de nuestras decisiones.

Funciones del intestino en el organismo

Nuestro intestino tiene capacidades que superan a las de todos los demás órganos. Tiene su propio sistema nervioso, conocido como sistema nervioso entérico (SNE) y a menudo denominado «segundo cerebro». Este segundo cerebro está formado por 50-100 millones de células nerviosas, casi al mismo nivel que la médula espinal. El intestino es también el mayor almacén de serotonina, una hormona señalizadora que desempeña un papel crucial en el eje intestino-cerebro.

El intestino está conectado al cerebro a través de gruesos cables nerviosos que pueden transferir información en ambas direcciones y a través de canales de comunicación que utilizan el torrente sanguíneo. Las hormonas y las moléculas de señalización inflamatoria producidas por el intestino envían señales al cerebro, y las hormonas producidas por el cerebro transfieren señales a las distintas células del intestino, como el músculo liso, los nervios y las células inmunitarias, alterando sus funciones.

Para muchas personas con intestinos sensibles, esta transferencia de señales no funciona correctamente, por lo que el intestino bombardea al cerebro con demasiados mensajes y lo confunde. Esto da lugar a trastornos intestinales como la enfermedad inflamatoria intestinal, la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa y muchos otros denominados generalmente «síntomas médicos inexplicables».

Cómo afecta el intestino a las emociones

El trauma y el intestino

Cualquier trauma emocional o físico se refleja en nuestro intestino y suele manifestarse como síntomas inexplicables. Puede manifestarse como indigestión, deposiciones frecuentes o náuseas y pérdida de apetito. Todos ellos están relacionados con el intestino y surgen en momentos de trauma grave.

Trastornos intestinales funcionales

Los trastornos funcionales suelen manifestarse como necesidad de ir al baño con demasiada frecuencia, hinchazón del estómago, estreñimiento, exceso de gases o dolor abdominal persistente. No existe una cura permanente para este trastorno, ya que está controlado por el estado emocional del cerebro y lo único que se puede hacer es controlar los síntomas con medicamentos. El estrés y la ansiedad suelen desencadenar esta respuesta intestinal.

Ansiedad

Los síntomas gastrointestinales son muy difíciles de descifrar o entender y tienden a ponernos ansiosos sobre si estamos sufriendo algo grave. Esto puede provocar estrés y depresión graves, lo que puede aumentar nuestros movimientos intestinales o causar estreñimiento. Una vez más, aunque los síntomas pueden controlarse, el tratamiento reside en lo más profundo de la mente y la terapia conductual puede funcionar.

Síndrome del intestino irritable

El síndrome del intestino irritable (SII) puede definirse como un trastorno límite de la personalidad del intestino. En este caso, el intestino empieza a comportarse de forma irregular, un poco como en la fibrilación auricular del corazón. Los pacientes que padecen evacuaciones intestinales inesperadas pueden volverse ansiosos, temerosos y llegar a temer salir y socializar. Si no se comprende cómo se relacionan la mente y el intestino, no habrá respiro.

Tu intestino sólo se relajará cuando lo haga tu mente, y tu mente sólo lo hará cuando esté bajo tu control. Así que tómate un tiempo para lidiar con los factores estresantes de la vida diaria y espera una buena salud intestinal a cambio.