Cómo cambia tu vagina a medida que envejeces
Se podría pensar que, después de todo el caos que se produce durante la pubertad, el aparato reproductor tiene tiempo para relajarse. Por desgracia, no es así. A medida que envejeces, tu vagina también experimenta los efectos del envejecimiento, al igual que el resto de tu cuerpo. En primer lugar, aclaremos la terminología. «Vagina» es el término que designa el canal y la abertura internos. Lo que normalmente llamamos vagina, que incluye los labios, el clítoris y la uretra, en realidad se llama vulva.
Éstas son algunas de las formas en que tu vulva puede cambiar a medida que envejeces.
Sequedad
A partir de los 20 años, las píldoras anticonceptivas pueden provocar sequedad. La reducción de la lubricación puede provocar irritación, picor y dolor en las relaciones sexuales, pero se pueden contrarrestar fácilmente con lubricantes fabricados. Es mejor utilizar opciones neutras sin sabores extra ni efectos sensoriales como calor u hormigueo. Estas sustancias químicas pueden irritar la sensible piel de la zona íntima.
Decoloración
Entre los 20 y los 30 años es cuando la mayoría de las mujeres deciden quedarse embarazadas. Este drástico cambio corporal conlleva una serie de problemas hormonales. No debería sorprenderle que la piel de la vulva parezca oscurecerse bastante. Esta decoloración también es frecuente durante la menopausia. Por lo general, es el resultado de varios factores juntos, pero años de prácticas de depilación pueden acentuar los efectos. Así que si te afeitas o depilas a menudo, prepárate para una piel más oscura en tus regiones inferiores a medida que envejezcas.
Varices
La presión ejercida sobre los labios durante el embarazo y el parto puede provocar varices. Se trata de venas que se agrandan y retuercen debido a la falta de circulación adecuada. Normalmente no causan dolor ni molestias. Pero también provocan una decoloración importante.
Daños musculares
No es infrecuente que se produzcan daños musculares y nerviosos en la vulva debido al peso del útero. Afortunadamente, estos efectos se revierten por completo unas semanas después del embarazo. La vagina vuelve al estado original en el que se encontraba antes del embarazo.
Adelgazamiento del vello
A medida que te acercas a la menopausia, la disminución de los niveles de estrógeno puede hacer que el vello púbico empiece a encanecer y a debilitarse. Esto supone una gran noticia, ya que no tendrás que afeitarte tanto. Sin embargo, es posible que te empiece a salir vello en otros lugares indeseables como la cara.
Encogimiento
La vagina es un lugar donde querrás ver arrugas y pliegues. Las arrugas son señal de que la piel está suficientemente hidratada. Sin embargo, a medida que envejeces, tiendes a perder grasa y colágeno en esta zona. Como resultado, la piel de la vulva tiende a volverse más seca y menos elástica. De hecho, puede hacer que toda la zona parezca encogerse, ya que la piel tiende a parecer estirada.
Elasticidad
Es bien sabido que la vagina tiende a perder elasticidad con la edad. Por desgracia, esta pérdida de elasticidad puede hacer que la vagina sea propensa a sufrir pequeños desgarros, especialmente durante las relaciones sexuales. Esto puede aumentar las probabilidades de contraer infecciones.
Cambios en el pH
Es posible que hayas oído que la vagina tiene su propio y delicado nivel de pH que mantener. A medida que envejeces, la vagina se vuelve más ácida y te hace más vulnerable a las infecciones. El uso de jabones perfumados o productos de higiene femenina puede desequilibrar aún más la situación, así que sustitúyelos por una toallita limpia y suave y agua tibia. Lo creas o no, ¡es todo lo que necesitas!
Cambios en la libido
Algunas mujeres experimentan una reducción del deseo sexual, pero esto no siempre es biológico. Las relaciones sexuales pueden volverse dolorosas debido a la reducción de la lubricación. Como la mayoría de las mujeres esperan que les duela, tienden a tensar los músculos pélvicos, lo que sólo empeora las cosas. A continuación te explicamos cómo volver a disfrutar del sexo.
El ejercicio regular y los estiramientos del suelo pélvico pueden ayudarte a aflojar los músculos pélvicos y aliviar la tensión.
Para contrarrestar la sequedad, bebe mucha agua y mantente hidratada.
También puedes incluir alguna cantidad de grasas saludables en tu dieta para favorecer la lubricación.
Incluye suficientes juegos preliminares en tus sesiones para asegurarte de que estás bien excitada.
Si tienes la oportunidad, es definitivamente más beneficioso mantener relaciones sexuales regulares, ya que esto puede ayudar a prevenir la sequedad y el adelgazamiento de las paredes vaginales. Si no la tienes, también puedes hacerlo a solas.
Prolapso
Una pérdida extrema de elasticidad da lugar a una afección denominada prolapso, que afecta a entre el 30 y el 40% de las mujeres con una gravedad variable. En este caso, los músculos y ligamentos que mantienen el útero en su sitio pueden debilitarse y hacer que se hunda en el canal del parto. En los casos leves, las mujeres pueden no experimentar síntomas. Pero en los casos más graves el útero puede desplazarse tanto que caiga fuera de la vagina. Afortunadamente, puedes evitar este problema haciendo ejercicios de Kegel, practicando actividad física con regularidad y tomando terapia de sustitución de estrógenos durante la menopausia.
Todos estos cambios son completamente naturales con la edad y no suelen ser perjudiciales. Pero, si te causan molestias de algún tipo, consulta a tu ginecólogo para encontrar remedios a estos cambios. Haz lo que te haga sentir más cómoda con tu cuerpo.