Causas de una crisis nerviosa o mental
A veces, los muchos altibajos de la vida pueden resultar difíciles de sobrellevar. Y en los momentos más duros, podemos experimentar lo que popularmente se conoce como una crisis mental (o nerviosa). Se trata de un trastorno mental temporal, de duración limitada, en el que una persona que, por lo demás, es funcional, se encuentra estresada, deprimida o ansiosa, de modo que sus funciones mentales se ven desbordadas y es incapaz de rendir bien en el día a día hasta que se resuelve el origen del trastorno. Aunque esta afección no está reconocida por la psicología convencional y, como tal, no tiene una lista definida de causas, merece la pena entenderla y prestarle atención.
El estrés excesivo y un historial de problemas de salud mental pueden desencadenar una crisis nerviosa
Aunque el estrés nos afecta a todos en algún momento de nuestras vidas, es cuando las cosas se vuelven insoportables cuando se experimenta una crisis mental. Esto se debe a que, bajo estrés, el cerebro libera una hormona llamada cortisol. Y dependiendo de la intensidad del estrés, los niveles plasmáticos de esta hormona pueden aumentar entre 2 y 5 veces más de lo normal, provocando un colapso.
Un pequeño estudio descubrió que la dependencia del alcohol, la depresión, la esquizofrenia y la drogodependencia pueden desempeñar un papel en los desencadenantes de una crisis nerviosa. Sin embargo, se necesitan más investigaciones para respaldar plenamente esta afirmación. Dicho esto, a veces el estrés excesivo puede llevarle a albergar pensamientos negativos que le incapaciten para pensar racionalmente. He aquí algunos factores que pueden aumentar el estrés.
Trabajos asociados con el agotamiento emocional
Si tienes un trabajo difícil y emocionalmente agotador, las crisis mentales no deberían sorprenderte. Los plazos frenéticos, las altas expectativas y la falta de ejercicio pueden causar un estrés físico y mental excesivo. Y en situaciones en las que no se cumplen las expectativas o no se termina el trabajo, se produce un estrés extremo que, a su vez, da lugar a un colapso mental.
De hecho, investigaciones posteriores a la Primera y Segunda Guerra Mundial descubrieron que los casos de crisis nerviosas estaban relacionados con la falta de moral y apoyo social, así como con la ansiedad en las fuerzas armadas. Así que si tu lugar de trabajo te está llevando al límite, habla con tu jefe sobre cualquier sugerencia que puedas tener, tómate unas vacaciones o plantéate cambiar de trabajo.
Dificultades en una relación
Este es un problema que la mayoría de nosotros hemos experimentado. Cuando una relación atraviesa dificultades, puede causar un inmenso estrés mental a las personas implicadas. Según las investigaciones, puede tratarse de un divorcio, tensiones conyugales o problemas con la pareja. Todos estos acontecimientos provocan una enorme confusión emocional y estrés, y ambos pueden desencadenar una crisis nerviosa. Si tiene problemas para afrontar los problemas de pareja, hable con un ser querido o considere la posibilidad de acudir a terapia.
Crisis financiera
Las dificultades económicas pueden aumentar el estrés, ya se trate de facturas impagadas, deudas crecientes o pagos que se acumulan. Si tienes problemas para mantenerte al día con tus finanzas, intenta elaborar un presupuesto al que puedas ceñirte o pide consejo a un profesional. Si esto no te ayuda, plantéate unas cuantas sesiones de terapia.
Problemas de salud
Un estudio realizado para determinar las causas de las crisis nerviosas descubrió que la salud personal era una fuente de estrés para muchos de ellos. Los trastornos de salud no sólo nos hacen sentir decaídos y ansiosos, sino que también pueden hacer que se nos acumule el estrés. Esto puede empeorar si estás postrado en una cama o dependes de otra persona. Si te sientes así, asegúrate de comunicar a tus seres queridos tu sentimiento de impotencia y date un capricho comprándote un regalo o una cena. También puedes optar por hacer un cursillo mientras dure tu enfermedad, si puedes evitarlo, para ser productivo. Y si todo lo demás falla, como hemos mencionado antes, plantéate acudir a un terapeuta.
Presión académica y de grupo
Ya sea en el instituto o en la universidad, la necesidad de sacar buenas notas y participar en actividades extraescolares sin dejar que tu vida social se vea afectada es, como mínimo, difícil. Y con la necesidad de superarse viene el estrés junto con el siempre común colapso mental, especialmente antes de un examen o una presentación importante. Por no mencionar que el miedo a la vida después de la graduación puede ser un detonante de ansiedad. La incapacidad para encajar en un grupo o sentirse aislado e ignorado pueden hacer lo mismo. Evita esperar demasiado de ti mismo y sé amable contigo mismo. Habla con un orientador sobre tus planes profesionales y no te enfades si las cosas no salen según lo previsto.