Causas de los trastornos del equilibrio: Qué te desequilibra

Todos nos hemos mareado alguna vez. Pero si su sentido del equilibrio se resiente con regularidad, tiene motivos para preocuparse. Aunque tendemos a darlo por sentado, mantener el equilibrio es una función complicada. Y el oído desempeña un papel crucial en esta función. El oído interno, conocido como laberinto, contiene un complicado sistema de pequeños conductos conocidos como canales semicirculares, nervios y fluidos que indican al cerebro la posición del cuerpo y cuándo un movimiento le hace cambiar de posición.

Hay otros factores que también intervienen en el sistema del equilibrio. Para tener sentido del equilibrio, tienes que ser capaz de ver dónde estás y conocer la posición de algunas partes clave del cuerpo en relación con la posición de otras partes del cuerpo y el espacio que te rodea. Por ejemplo, el cerebro debe saber cómo están colocadas las piernas y los pies en relación con los hombros y el pecho. Los detectores de posición y movimiento presentes en las articulaciones, los músculos y los tendones transmiten esta información al cerebro. Una visión binocular adecuada también es importante para mantener el equilibrio. Si alguno de estos sistemas sensoriales no envía las señales adecuadas, el sentido del equilibrio puede fallar.

Varios factores pueden alterar este complejo sistema y causar problemas de equilibrio:

Problemas del oído interno

Las alteraciones del oído interno debidas a infecciones, problemas de circulación sanguínea, envejecimiento, etc. pueden causar problemas de equilibrio. Si los problemas del oído interno le hacen perder el equilibrio, también podría tener problemas de audición, ya que ambos sistemas, el auditivo y el del equilibrio, están situados cerca el uno del otro. Por lo tanto, si también experimenta problemas como zumbidos o pitidos en el oído, o cierto grado de pérdida de audición, debe someterse a una revisión del oído interno. Algunos trastornos del equilibrio asociados a problemas del oído interno son:

La laberintitis es una inflamación o infección del laberinto. Además de problemas de equilibrio como el vértigo y los mareos, también puede experimentar síntomas como náuseas, pérdida de audición y pitidos en los oídos si padece esta afección. Su médico puede recetarle medicamentos para las náuseas y los mareos si padece laberintitis. También pueden ser útiles los ejercicios que entrenan al cerebro para adaptarse al desequilibrio.

La neuritis vestibular es una afección en la que se inflama el nervio auditivo o vestibular del oído interno. Esta inflamación suele estar causada por una infección. Los síntomas pueden ir desde una violenta sensación de dar vueltas hasta mareos leves. También puede experimentar problemas de visión, vómitos, náuseas, inestabilidad y problemas de concentración.

La enfermedad de Ménière es una afección poco frecuente que afecta al oído interno. Puede provocar vértigo, pitidos o zumbidos en los oídos, sensación de presión en el oído y pérdida de audición. Aún se desconoce la causa exacta de esta afección. Sin embargo, algunos expertos sugieren que puede estar relacionada con un cambio en el volumen de líquido del laberinto.

El vértigo posicional paroxístico benigno se caracteriza por episodios intensos y breves de vértigo al cambiar la posición de la cabeza. Por ejemplo, puede sentir que da vueltas cuando inclina la cabeza, mira hacia arriba o se agacha. Se produce cuando los cristales de carbonato cálcico, llamados otoconias, incrustados en el oído interno se sueltan y se desplazan a una cámara del oído interno llamada canal semicircular. Los canales semicirculares son responsables del equilibrio y la percepción, y esto altera su funcionamiento. El vértigo posicional paroxístico benigno puede aparecer con la edad o debido a un traumatismo craneal.

La fístula perilinfática es una afección que se produce cuando se filtra líquido del oído interno al oído medio. Produce inestabilidad, que suele aumentar con la actividad, así como náuseas y mareos. La fístula perilinfática puede desarrollarse debido a un traumatismo craneal, infecciones crónicas del oído o esfuerzo físico. También puede producirse por un cambio brusco de la presión atmosférica, como ocurre cuando se practica submarinismo. Algunas personas también nacen con esta afección.

Síndrome de Mal de Debarquement

Esta afección provoca una sensación constante de balanceo. Suele ocurrir después de viajar por mar y desaparece al cabo de unas horas o días en tierra. Sin embargo, en algunos casos puede persistir durante meses e incluso años. Aún se desconoce la causa de este síndrome.

Trastornos sistémicos como la diabetes y los problemas de tiroides

Las enfermedades sistémicas también pueden provocar problemas de equilibrio.

La diabetes provoca cambios en los tejidos conjuntivos, las estructuras del oído interno y el metabolismo del líquido del oído interno, lo que altera el equilibrio. Los daños nerviosos asociados a la diabetes también pueden interferir en la percepción de la posición del cuerpo, provocando la pérdida de equilibrio. Otros signos de diabetes son sed excesiva, micción frecuente, cansancio, pérdida de peso y visión borrosa.

El hipotiroidismo es otra afección que puede causar problemas de equilibrio. Cuando se padece hipotiroidismo, la tiroides no produce suficiente hormona tiroidea. Además de mareos, esta afección puede causar aumento de peso, falta de aliento, sensación de hormigueo, palpitaciones, ralentización del pensamiento, el habla y los movimientos, pérdida de apetito y estreñimiento.

Mala circulación sanguínea

Los problemas de equilibrio causados por una mala circulación sanguínea se denominan vértigo vascular. La reducción del flujo sanguíneo al oído interno o a la parte inferior del cerebro, que contiene los centros del equilibrio, puede causar una combinación de disfunción del oído interno y del cerebro, dando lugar a problemas de equilibrio. El vértigo vascular es más frecuente en personas mayores y está asociado a factores de riesgo como el colesterol alto, la hipertensión, la diabetes y el tabaquismo. También pueden presentarse otros síntomas como visión doble, pérdida de visión periférica, visión borrosa, pérdida de audición y sensación de entumecimiento en las extremidades o la cara. El mareo por sí solo rara vez es indicativo de una causa vascular.

Tensión arterial baja

Las personas que tienen la tensión arterial baja pueden sufrir mareos cuando cambian de posición, por ejemplo cuando se ponen de pie. Esto se denomina hipotensión ortostática o postural. Cuando la tensión arterial baja demasiado, el cerebro no recibe suficiente riego sanguíneo. Esto puede provocar mareos, vértigos e incluso desmayos. Además de mareos y pérdida de equilibrio, si la tensión arterial es baja también puede tener visión borrosa, náuseas, ritmo cardiaco irregular o acelerado, confusión y debilidad general. Las medidas relacionadas con el estilo de vida, como limitar el consumo de alcohol y cafeína, utilizar medias de compresión, ponerse de pie gradualmente, no permanecer de pie durante mucho tiempo, comer porciones pequeñas con regularidad, etc., pueden ayudarle a tratar esta afección.

Migraña

Algunas personas experimentan vértigo como signo de migraña. Los síntomas habituales de la migraña son dolor de cabeza intenso, náuseas y vómitos. También puede experimentar problemas de visión y del habla, rigidez en el cuello y una mayor sensibilidad al ruido o la luz. Evitar los factores que desencadenan las migrañas puede ser útil si eres propenso a padecerlas. Entre los desencadenantes más comunes se encuentran el estrés, alimentos como el alcohol y el queso, el tabaco y determinados medicamentos.

Trastornos neurológicos centrales

Aunque no es tan frecuente, algunas personas que sufren mareos y problemas de equilibrio padecen afecciones neurológicas. Los accidentes cerebrovasculares, las enfermedades como la esclerosis múltiple que afectan al sistema nervioso, los tumores y las deformidades óseas cerca de la parte superior de la columna vertebral o de la parte posterior de la cabeza pueden causar problemas de equilibrio. La parte inferior del cerebro, que también incluye el tronco encefálico y el cerebelo, interviene en la gestión del equilibrio. Como esta zona también es responsable de la postura, el movimiento y el habla, es posible que estos aspectos también se vean afectados si la causa es un trastorno neurológico.

Problemas con los sistemas visual o esquelético

Como hemos visto, los sistemas visual y óseo también intervienen en el mantenimiento del equilibrio. Y los problemas con éstos, como el desequilibrio de los músculos oculares o la artritis, pueden provocar trastornos del equilibrio.

Traumatismos o lesiones en la cabeza

Un traumatismo en la cabeza, aunque sea leve, puede provocar mareos. Esto puede significar una combinación de problemas cerebrales o del oído interno debidos a la lesión.

Medicamentos

Muchos medicamentos tienden a afectar negativamente al equilibrio. Los problemas causados por los medicamentos pueden incluir cambios en la visión, aturdimiento, mareos o somnolencia. Algunos medicamentos también pueden dañar el oído interno. Entre los medicamentos más comunes que pueden afectar al equilibrio se encuentran los antihistamínicos para las alergias, los ansiolíticos, los antidepresivos, los antihipertensivos, los analgésicos, etc.

Las personas mayores pueden ser especialmente vulnerables a los efectos secundarios de los medicamentos, ya que su descomposición y absorción varían con la edad. Hable con su médico si sospecha que algún medicamento que está tomando puede estar causándole problemas de equilibrio.