Aspectos éticos de la inteligencia artificial: Responsabilidad e innovación

La innovación y la responsabilidad modernas dependen en gran medida de la tecnología, como demuestra la importancia de la inteligencia artificial (IA). Esta última ha facilitado la provisión de respuestas y procedimientos que nunca antes se habían conocido.

Sin embargo, existen numerosas consideraciones éticas sobre la inteligencia artificial que han surgido a raíz del rápido ritmo al que se ha desarrollado y se ha incorporado a la vida de las personas. Así pues, tenemos que abordar una amplia gama de consideraciones éticas en la inteligencia artificial para poder utilizar esta poderosa tecnología de forma responsable.

Prejuicios y equidad

La inteligencia artificial no es algo que los ingenieros de inteligencia artificial creen de la nada, sino que es la inteligencia artificial copiando los defectos de nuestra sociedad. La utilización de la inteligencia artificial en el mundo real, si se entrena con datos que no cubren las diversidades de la vida humana, puede de hecho amplificar las malas preferencias o los prejuicios negativos de la sociedad.

Esto puede verse en cosas como el sesgo racial en el software de análisis para predecir los índices de criminalidad y el sesgo sexual en los programas de selección de recursos humanos. Para llevar a cabo un esfuerzo de gestión de estos riesgos, hay que utilizar múltiples formas de datos y crear inteligencia artificial con respecto a la diversidad. Sin embargo, la apertura en los procedimientos de inteligencia artificial y las razones de las acciones que han proporcionado los sistemas de inteligencia artificial también son fundamentales para la imparcialidad.

Privacidad y protección de datos

Vivimos en la era del «big data», en la que la información se ha convertido en la principal mercancía, y la inteligencia artificial es un gigante que engulle toda la que puede. Si bien toda gran innovación de equilibrio y responsabilidad exige sus recompensas y sus costes, la imparable demanda de datos por parte de la inteligencia artificial es una herramienta de intrusión en la privacidad.

Si bien es posible proporcionar sólo información específica de la persona y obtener un resultado, la información personal que entra en el sistema de inteligencia artificial puede utilizarse de formas que la persona no espera ni acepta.

Responsabilidad y transparencia

Esto también trae y añade el problema de quién es responsable de la toma de decisiones, ya que estas tareas se delegan en los sistemas de inteligencia artificial. Una cuestión especialmente crucial que se plantea al implantar un sistema «inteligente» es la responsabilidad: ¿quién o qué es responsable cuando la decisión del sistema da lugar a un resultado desfavorable?

¿O son los desarrolladores de tal aplicación, los usuarios que generan contenidos y datos específicos, los proveedores de datos o la propia aplicación mejorada con funciones de inteligencia artificial? La clave para conservar las consideraciones éticas en la inteligencia artificial es abogar por que sea operativamente clara y la gestión de la responsabilidad sea exclusiva.

Consideraciones medioambientales

A menudo se ignora el impacto medioambiental de la inteligencia artificial. El entrenamiento de modelos complejos de inteligencia artificial exige grandes horas de cálculo, lo que significa que también requiere mucha energía basada sobre todo en combustibles fósiles. Esto puede ser similar a las preocupaciones sostenibles sobre la inteligencia artificial. Algunas de las cosas que podemos hacer para reducir la huella ecológica de la inteligencia artificial incluyen el desarrollo de inteligencia artificial respetuosa con el medio ambiente, la optimización de algoritmos para la eficiencia energética y el uso de fuentes de energía verdes.

El papel del juicio humano

El juicio humano en la inteligencia artificial se refiere a la integración de las percepciones humanas y la comprensión contextual en los procesos de toma de decisiones de la inteligencia artificial. Las líneas difusas entre las tareas que la IA puede hacer mejor que los humanos y, a la inversa, las que no puede hacer en absoluto, están causando un problema ético en el corazón de este segmento tecnológico. Por consiguiente, es necesario delimitar estas fronteras para que la inteligencia artificial, de hecho, complemente el juicio humano pero no lo sustituya, especialmente en aspectos tan vitales como la moralidad o la ética, cuya importancia no puede sobrestimarse.

Acto de equilibrio

El malabarismo de las decisiones es un tierno equilibrio entre ser innovador y las consideraciones éticas en inteligencia artificial. La inteligencia artificial aporta grandes ventajas, sobre todo en ámbitos como la sanidad, la comunicación y la mejora del rendimiento, aunque existe el riesgo de que se vulneren los derechos humanos si no se dispone de mecanismos de control ético para ello. Por lo tanto, quienes tienen obligaciones en relación con su proceso de creación o utilización deben mantener su atención en sus beneficios más que en los costes asociados a su uso.