Artritis vírica: Causas, síntomas y tratamientos

La artritis vírica es la inflamación e irritación de las articulaciones causada por una infección vírica. Las infecciones víricas suelen causar una enfermedad localizada en una o varias partes del cuerpo. El sistema inmunitario del organismo lucha contra estos virus hasta que mueren y son eliminados del cuerpo, tras lo cual, los síntomas remiten. Pero en el caso de la artritis vírica, la respuesta del sistema inmunitario puede causar inflamación en las articulaciones. Por lo tanto, incluso después de matar y eliminar el virus del organismo, el dolor y la inflamación de las articulaciones pueden persistir. En casos graves, las articulaciones pueden sufrir cambios permanentes que causen una deformidad.

El principal síntoma de la artritis vírica es el dolor y la hinchazón en una o más articulaciones. Pero, dependiendo del virus que cause la enfermedad, los síntomas pueden variar ligeramente. A continuación se explican los tipos de virus, la respuesta sintomática del organismo y los tratamientos utilizados.

Causas y síntomas de la artritis vírica

Virus de la hepatitis

Alrededor del 10-14% de los casos de artritis vírica se deben al virus de la hepatitis A (VHA). La vía de transmisión de este virus es la oral-fecal. El virus de la hepatitis B (VHB) representa en torno al 20-25% de los casos de artritis vírica. El modo de transmisión en este caso es sexual o parenteral (a través del intestino). Lo mismo ocurre con el VHC.

En cualquiera de las cepas de estos virus, los síntomas de la artritis suelen ser evidentes incluso antes de que aparezcan los síntomas prominentes de la ictericia. Se observa dolor e inflamación en las articulaciones, especialmente de manos y piernas (muñecas, codos, tobillos y rodillas). La inflamación permanece semanas después de que desaparezca la ictericia.

Parvovirus B19

El parvovirus B19 es un virus común que puede afectar tanto a adultos como a niños con igual intensidad. La enfermedad que provoca se denomina quinta enfermedad. Los adultos suelen manifestar dolor en las articulaciones a las tres semanas de la infección, pudiendo verse afectada cualquiera de las articulaciones de manos y piernas. La inflamación suele remitir al cabo de dos semanas, pero puede reaparecer en el futuro. En los niños puede observarse un dolor en cualquier articulación del cuerpo, que se cura más rápidamente que en los adultos.

El virus puede propagarse a través de secreciones respiratorias, transfusiones de sangre y a través de la placenta de la madre al bebé. Si se transfiere a través de la placenta, la vida del feto puede correr peligro, sobre todo en el primer y el segundo trimestre.

Virus de la rubéola

La rubéola es una enfermedad vírica muy infecciosa, aunque leve, que afecta a las mujeres en la mayoría de los casos. Los síntomas incluyen erupciones acompañadas de dolores articulares, que aparecen una semana después de que el virus penetre en el organismo. A diferencia de otras enfermedades, la inflamación no es un síntoma destacado, pero las articulaciones se vuelven rígidas y dolorosas. Los síntomas suelen desaparecer a las dos semanas, pero en casos graves pueden seguir apareciendo durante meses. Otro factor importante que hay que recordar es que la vacuna contra la rubéola también puede inducir dolor en las articulaciones, que se mantiene durante al menos dos semanas.

El virus de la rubéola se propaga a través de las secreciones respiratorias (nasofaríngeas, sobre todo), que suelen reproducirse durante el invierno y la primavera.

VIH

El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es el virus causante del SIDA. Las personas recién infectadas por el VIH suelen tener gripe acompañada de dolores articulares. Alrededor del 10% de los enfermos de SIDA padecen fuertes dolores articulares, sobre todo en hombros, rodillas y codos. El VIH también puede desencadenar otras formas de artritis.

Además, el alfavirus, el virus de Epstein-Barr, el virus de las paperas, el virus del herpes simple y el adenovirus también pueden provocar artritis.

Tratamiento de la artritis vírica

El tratamiento es principalmente sintomático y utiliza distintos enfoques en función de la gravedad de la enfermedad.

  • Se recetan analgésicos de venta libre como aspirina, paracetamol y antiinflamatorios no esteroideos (AINE) como ibuprofeno o naproxeno.
  • En caso de dolor articular intenso, se realiza una aspiración de líquido. Esta técnica consiste en extraer líquido con un aspirador o una jeringa en determinadas cantidades de las articulaciones.
  • En raras ocasiones, también se administran inmunoglobulinas.

Se puede prevenir la artritis vírica vacunándose, practicando sexo seguro y utilizando mascarillas que impidan que los virus nazcan de los fluidos respiratorios.