Amamantar a un bebé con problemas de salud

Dar el pecho es todo un reto para las madres primerizas. Y es aún más difícil si el bebé tiene algún problema de salud. Aunque padezca una enfermedad leve, debes asegurarte de que recibe leche materna, que es el primer alimento natural del bebé. Cuando la lactancia directa no es posible, hay que recurrir a otras formas de proporcionar leche materna al bebé. Infórmate sobre algunos problemas de salud que pueden dificultar la alimentación de tu bebé y aprende qué hacer al respecto.

Ictericia

Es muy común entre los recién nacidos. La ictericia, o coloración amarillenta de la piel y los ojos, se produce cuando la bilirrubina se acumula en el torrente sanguíneo del recién nacido. El hígado no es capaz de descomponer el exceso de bilirrubina y excretarla a través de las heces del bebé. Esto provoca ictericia. Si el bebé tiene ictericia grave, el médico puede sugerir un tratamiento especial con luz llamado fototerapia.

A veces, puede producirse ictericia debido a una ingesta inadecuada de leche. Sin embargo, es poco frecuente y ocurre en aproximadamente 1 de cada 200 bebés. Sea cual sea el motivo de la ictericia, no tienes por qué dejar de amamantar a tu bebé. Asegúrate de darle el pecho o leche materna extraída.

Cólicos

El llanto inconsolable de un bebé que dura muchas horas al día suele describirse como cólico. Suelen empezar entre las 2 y las 4 semanas de vida y duran hasta los 3 meses. Aunque se desconocen las causas de los cólicos, se ha descubierto que la dieta de la madre puede ser una de las culpables. Algunos bebés son sensibles a ciertos alimentos que comen sus madres. Los estudios han demostrado que existe una relación entre los cólicos y la leche de vaca en la dieta de las madres.

Si tu hijo muestra signos de cólico y la lactancia se hace difícil por ello, consulta a tu médico. Hacer algunos cambios en tu dieta puede ayudar a tu bebé. Además, asegúrate de que el bebé toma mucha leche final en cada toma y no sólo leche inicial. Para ello, termina un pecho antes de ofrecerle el otro.

Bajo peso al nacer

Los bebés prematuros suelen tener bajo peso al nacer y a las madres les resulta difícil amamantarlos. En la mayoría de los casos, los prematuros tienen que permanecer en la unidad de cuidados intensivos para recibir cuidados especiales, lo que dificulta la lactancia. Sin embargo, no puedes dejar de amamantarlo porque la leche materna puede proporcionar a tu pequeño amor todos los nutrientes necesarios para mantenerse fuerte. La lactancia materna exclusiva produce un crecimiento adecuado en los bebés con bajo peso al nacer, incluidos los prematuros.

La lactancia materna puede no ser posible para los bebés prematuros. Puedes extraer el calostro a mano o con un sacaleches en el hospital. Habla con tu equipo médico sobre las mejores formas de alimentar al bebé con tu leche materna. También puedes explorar las posibilidades de utilizar un sacaleches eléctrico. Intenta extraer leche con la mayor frecuencia posible. Un bebé con peso normal necesita alimentarse cada tres horas. Sigue el mismo horario para extraer la leche.

Una vez que el bebé esté preparado para la lactancia directa, asegúrate de que haya contacto piel con piel. Encontrar una postura cómoda puede llevar algún tiempo. Ten paciencia. Si es necesario, pide ayuda a un especialista en lactancia. Y lo que es más importante, la familia y los amigos deben apoyar a las madres de bebés prematuros para que el estrés y la ansiedad maternos sean menores. Como sabes, demasiado estrés y tensión podrían afectar a la producción de leche materna.

Enfermedad por reflujo

Con un esófago pequeño y un tono muscular más débil, los bebés son susceptibles de padecer la enfermedad por reflujo gastroesofágico. Como la válvula que protege el extremo inferior del esófago se abre a destiempo, la leche ingerida vuelve a subir por el esófago hasta la garganta. Regurgitar después de cada toma u horas después de comer o vomitar en proyectil puede ser un síntoma de enfermedad por reflujo gastroesofágico. A veces, los niños pueden llorar o despertarse por la noche con frecuencia. El lento aumento de peso tampoco es buena señal. La enfermedad por reflujo gastroesofágico también puede provocar tos, arcadas y asfixia al bebé.

Si tu bebé vomita o regurgita con frecuencia después de comer junto con otros síntomas, lo mejor es que hables con tu médico. Algunos bebés pueden no vomitar. Pero tendrán otros síntomas y puede que no ganen peso. Es importante tratar la enfermedad por reflujo gastroesofágico. Sin embargo, puedes seguir amamantando al bebé porque cualquier otro alimento, como la leche de fórmula, será difícil de digerir para tu bebé.